Está visto que en nuestro país no se dimensionan los peligros que representa para la salud humana la contaminación del aire por el hollín (materia de partículas) y el smog (ozono). Durante el Taller Internacional sobre el Carbono Negro, desarrollado en México, se ofrecieron alarmantes cifras de muertes de personas a causa de las nocivas emisiones y ni hablar de las enfermedades que producen, porque se constituyen en agentes irritantes al sistema respiratorio, causando falta de aliento, resollar, tos, dolor de pecho y también puede agravar enfermedades del pulmón.
Fue demostrado también que el hollín no solo agrava al sistema respiratorio temporalmente; la inhalación prolongada de niveles peligrosos puede reducir el funcionamiento y el desarrollo biológico de los pulmones, principalmente en los niños, lastimando el tejido pulmonar. Puede empeorar la alergia, los ataques de asma, etc.
Los disertantes dijeron que el hollín es el contaminante más mortal en el aire. Hasta algunos sostienen que causa más mortalidad que el homicidio y los accidentes automovilísticos. Es más, el hollín de diésel llega hasta al 70% del riesgo de producir cáncer, debido a la permanencia de contaminantes tóxicos en el aire.
Mientras tanto, en el Paraguay la Secretaría de Transporte del Area Metropolitana de Asunción (Setama) sigue habilitando ómnibus chatarras, que tiran hollines a los 4 vientos. La Secretaría del Ambiente apenas dispone de un opacímetro, el sensor electro-óptico para medir la opacidad en el aire a través de las partículas existentes. Y la Municipalidad de Asunción sigue quedando en los amagues para adquirir uno de esos aparatos.
Como si todo fuera poco, el Estado es el que colabora en mayor medida en la emisión del carbono negro. Subsidia el gasoíl de segunda, que es el que más se utiliza en el país (80% del total del consumo de ese combustible).
Y lo peor de todo es que ni el mismo Ministerio de Salud muestra preocupación en el caso. Es así que la Sociedad Paraguaya de Alergistas tuvo que tomar la iniciativa y explicar que las supuestas alergias en varias personas no son tales, sino enfermedades producidas por la contaminación del aire. Ojalá que cuando nuestras autoridades se decidan a tomar algunas medidas no sea muy tarde.
Fue demostrado también que el hollín no solo agrava al sistema respiratorio temporalmente; la inhalación prolongada de niveles peligrosos puede reducir el funcionamiento y el desarrollo biológico de los pulmones, principalmente en los niños, lastimando el tejido pulmonar. Puede empeorar la alergia, los ataques de asma, etc.
Los disertantes dijeron que el hollín es el contaminante más mortal en el aire. Hasta algunos sostienen que causa más mortalidad que el homicidio y los accidentes automovilísticos. Es más, el hollín de diésel llega hasta al 70% del riesgo de producir cáncer, debido a la permanencia de contaminantes tóxicos en el aire.
Mientras tanto, en el Paraguay la Secretaría de Transporte del Area Metropolitana de Asunción (Setama) sigue habilitando ómnibus chatarras, que tiran hollines a los 4 vientos. La Secretaría del Ambiente apenas dispone de un opacímetro, el sensor electro-óptico para medir la opacidad en el aire a través de las partículas existentes. Y la Municipalidad de Asunción sigue quedando en los amagues para adquirir uno de esos aparatos.
Como si todo fuera poco, el Estado es el que colabora en mayor medida en la emisión del carbono negro. Subsidia el gasoíl de segunda, que es el que más se utiliza en el país (80% del total del consumo de ese combustible).
Y lo peor de todo es que ni el mismo Ministerio de Salud muestra preocupación en el caso. Es así que la Sociedad Paraguaya de Alergistas tuvo que tomar la iniciativa y explicar que las supuestas alergias en varias personas no son tales, sino enfermedades producidas por la contaminación del aire. Ojalá que cuando nuestras autoridades se decidan a tomar algunas medidas no sea muy tarde.