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Los bolivianos perdieron 60.000 combatientes y el Paraguay 30.000 paraguayos en los 3 años de pelea que comenzó el 9 de setiembre del 1932 y finalizó el 12 de junio de 1935. Hay que considerar que esta lucha también originó miles de desaparecidos, heridos, enfermos que nunca recuperaron la salud por la calidad de agua que bebían y el acecho psíquico que acarrea una guerra. El país quedó sin remedios para la población, sin techo para la educación y sin agricultura familiar que valga algo. Tan casi como ahora.
Un amigo gua’i me decía: ¿será que los combatientes paraguayos sabían el por qué de la lucha contra los bolivianos? Mi finado padre, Tte. César Scavone –condecorado con la Cruz del Chaco y la Cruz del Defensor por el mismo Gral José F. Estigarribia– junto a otros tíos excombatientes, comentaban que muchos soldados sabían del motivo y que, a pesar de haber sido arreados como en momentos actuales de elecciones, la mayoría se alistaba complacientemente para ir a defender a la patria. Muy diferente cuando a un campesino, que cierra calles y avenidas para enriquecer el bolonqui del tránsito capitalino, se le pregunta a qué vino y contesta: ndai kua’ái.. che ningo ajumínte hína...
Los problemas limítrofes eran de siempre, así como el fuerte militarismo de entonces, el petróleo y la salida al mar que siempre pretende Bolivia, fueron agentes causales de esta confrontación y el Paraguay “perdió como la guerra” por un tratado secreto firmado el 9 de julio de 1938 ante la presión del Gobierno de los EE.UU. y el 21 de julio del mismo año Paraguay tuvo que transferir 110.000 km². Recién el 27 de abril de 2009 se establecieron los límites actuales para seguir perdiendo como la guerra.
Pasaron 81 años de la firma de paz de esa reyerta chaqueña y seguimos recordando la antipatía, el odio y la repulsión hacia los bolivianos como consecuencia de aquella pelea. Lo que ambos países consiguieron fue solo amplificar la indigencia que tienen y, hasta hoy, considerados los más infortunados de esta parte de América.
El músico, concepcionero o guarambareño Emiliano Rivarola Fernández escribió muchos versos musicalizados que hicieron referencia a la contienda. Pulsó la guitarra entre la misma tropa paraguaya y sus estrofas habrán posibilitado las ínfulas para que los soldados paraguayos se sintiesen como los mejores combatientes terrenales.
Admiro la valentía de los que combatieron y lo que detesto es la manera en que estos héroes fueron tratados, sobre todo durante la dictadura de Alfredo Stroessner, el mismo que abandonó su máuser en Boquerón y usó la “oración del ñandú guasu” hasta la finalización de la guerra.
Hoy siguen sonando en cada festival musical los versos de Emiliano por los grupos musicales y entiendo que el nacionalismo y el patriotismo debemos izar con el castigo a las autoridades corruptas y no, xenofóbicamente hablando, gritando y bailando 13 Tuyutí, Rojas Silva rekávo, Retén Pyhare, Soldado Guaraní y otros temas que agiten nuevamente a los jóvenes con el “okuarúva último, bolí kuña”.
Ya pasó demasiado tiempo de aquella confrontación y jamás los Chacore fueron honrados merecidamente y siempre cobraron sueldos miserables. Cuidemos mejor a los 390 combatientes que siguen con vida y dejemos tranquilos a los bolivianos que, si seguimos cantando xenofóbicamente y cuando entiendan el guaraní, vendrán de vuelta y no habrá músicos, autoridades corruptas, milicos ni machetes que insulsamente reparte el MAG para salvarnos en otra guerra...
caio.scavone@abc.com.py