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Otro punto que llamó la atención de los ediles opositores es que el ejecutivo municipal solicitó la aprobación de la compra de muebles escolares contando con depósitos llenos de pupitres, a cuatro meses de la finalización de las actividades educativas y en plena época electoral.
¿Cómo no manifestarse en contra de una decisión semejante? Está en juego la comodidad de niños y niñas en un proceso tan importante como es su educación. A eso se debe agregar, todo el movimiento que se dio a nivel nacional en los últimos años para exigir mejores condiciones para el aprendizaje en las escuelas y colegios. Con este discurso y con toda la estructura municipal a su favor, la jefa comunal sabe que tiene todos los ingredientes para persuadir a la comunidad esteña y quedar como defensora de la causa educativa.
Y la reacción no tardó. Ocho días después del rechazo, docentes, estudiantes y directivos de escuelas y colegios, realizaron manifestaciones en las instituciones públicas. Los centros de estudiantes, agentes que controlan el uso de recursos administrados por la comuna, esta vez se encontraban del lado de McLeod. “Tenemos varios cursos en que los compañeros se sientan de a dos o incluso varios en el suelo”, dijo una líder juvenil y criticó el actuar de los ediles.
La Asociación de Educadores del Este (AEDE), organización que históricamente cuestionó la administración de los Zacarías en el uso del Fonacide, encabezó una movilización en contra de los opositores en la última sesión de la Junta. “No estamos aquí movidos por ninguna intención política, estamos aquí por el bien de todos los estudiantes de Ciudad del Este”, expresó el profesor Blas Guerrero, dirigente del gremio y que sospechosamente hasta el 31 de julio figuró en la planilla de funcionarios de la comuna con sueldo de G. 2.778.000. Es el resumen de un episodio más de la tirantez entre la Junta y McLeod, que quizá se cierre esta semana.
manuel.lopez@abc.com.py