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Manifestaciones, denuncias, notas, llamadas telefónicas fueron realizadas para tratar de atraer la atención de los directivos de la aguatera estatal, pero nada funcionó.
Los 5.000 usuarios están como centinelas pendientes del momento en que el agua cae con cuentagotas de los grifos. Tambores, bidones, latonas, botellas, palanganas, todo es válido para juntar la poca agua que recibe en horario nocturno para poder asearse y limpiar, por lo menos, sus utensilios de cocina.
Es lamentable que los habitantes, principalmente de los asentamientos, recurran a agua de tajamares y riachos para calmar su sed.
Misma situación pasan los compatriotas de Nanawa, Puerto José Falcón, Beterete Cue y Chaco’i, comunidades donde 12.000 personas se encuentran desde hace un mes sin el abastecimiento del agua, que debería asegurar la Junta de Saneamiento, a través de la empresa Arcaza SRL, propiedad de Francisco Rodríguez Primerano, adjudicada hace unos meses para el suministro. Los pobladores de estas zonas mencionadas sufrieron terribles inundaciones hace un año, tiempo en que también padecieron por el desabastecimiento del líquido por la empresa Leduc SA, que los abandonó a su suerte.
Muchas de las mujeres recorren kilómetros, con baldes, bidones, tambores para llegar al río Negro para poder lavar la ropa y otros enseres. La situación que se presenta en estas comunidades es inhumana y debería darles vergüenza a las autoridades locales, departamentales y nacionales.
rocio.portillo@abc.com.py