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Aún más, estos comentarios agregaron que en esa localidad los narcotraficantes dominan a las autoridades y hasta a los clubes, que tienen sus propias fiestas, en fin, que hacen lo que quieren.
Lo que en su momento me pareció algo un poco fantasioso, me vino a la memoria al leer el domingo en el diario Clarín de Buenos Aires una amplia nota periodística sobre dos hermanos paraguayos, Arnaldo y Lorenzo Cubilla, detenidos recientemente en esa capital y que eran conocidos como los “reyes de la marihuana”.
Según la publicación, reproducida en medios de nuestra capital, los hermanos son de San Pedro del Paraná, donde tienen sus cultivos. Los hermanos dirigían una organización de gran envergadura que fue desbaratada luego de una investigación que duró medio año. Y, coincidiendo con los comentarios de los amigos mencionados al comienzo, la información agrega que uno de los hermanos dirigía un club en San Pedro del Paraná y llevaba futbolistas para clubes de ascenso del vecino país.
Allí me asaltó la pregunta: ¿Era cierto, entonces, lo que comentaron los amigos el verano pasado? ¿Está San Pedro del Paraná copado por los narcotraficantes?
Pero mi preocupación sube de tono cuando recuerdo que, según lo que escucharon mis amigos, varias localidades fronterizas estaban en las mismas condiciones.
“Este ya está exagerando”, podrán pensar algunos con respecto a este comentario. Yo también pensaba lo mismo. Pero al leer lo publicado ahora en la prensa argentina, digo: ¿Y por qué no?
Para acrecentar mi suspicacia al respecto me baso en una situación que a los argentinos les explotó recientemente en las narices. Varias ciudades fronterizas de ese país están copadas por los narcotraficantes, que actúan con la complicidad de varias autoridades de esas zonas. Inclusive, fueron destituidos algunos altos jefes policiales por connivencia con los narcotraficantes.
De lo que no cabe duda es que algo grave está pasando también en nuestro país. Lo dicen las noticias que proveen todos los días la propia Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) y organismos policiales, que hablan de una expansión incontenible del consumo de la marihuana, del crack y otras drogas en la población. Y si pese a los datos sobre decomisos y destrucción de cultivos que también proveen tales organismos en forma permanente, igual crece el consumo masivo, entonces algo anda mal. Es para preocuparse.