Mirando el interés general

Aprovechando este espontáneo interés de algunos políticos que desinteresadamente impulsan la idea de incorporar la reelección, aunque sea a través de un remiendo, sería bueno también plantearles que cuando logren reformar la Constitución, nos libren de un costoso monstruo que crearon.

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En el afán de ser coherentes con la declaración de un Estado unitario y descentralizado (?) del primer artículo constitucional, los convencionales de 1992 crearon los gobiernos departamentales.

Una especie de ser y no ser, que con esa misma coherencia estableció en el artículo 161 que los gobernadores son elegidos por el voto directo de la gente pero terminan representando al Poder Ejecutivo.

Dejando ironías y contradicciones de lado, la pregunta central es si nos hacen falta estas gobernaciones, que consumen un multimillonario presupuesto de un Estado que tiene otras prioridades y necesidades.

Solo para tener una idea, este año los gobiernos departamentales tienen presupuestados más de un billón de guaraníes o, si lo preferimos, más de 183 millones de dólares al cambio actual.

¿Pueden canalizarse las necesidades de cada departamento a través de un consejo de intendentes mucho menos costoso y más controlable directamente por cada contribuyente municipal?

La respuesta es claramente que sí. Un consejo de intendentes que se reúna periódicamente, que conocerá perfectamente las necesidades de cada municipio, que puede elegir a un coordinador y establecer por ley un mecanismo de toma de decisiones, y que solo cueste algunos viáticos para cuando deban reunirse estos intendentes.

Claro que la oposición será dura, un botín político con 245 cargos electorales, entre los 17 gobernadores y 228 concejales departamentales, sin hablar de sus suplentes y de toda la clientela que se mueve en torno a estas estructuras.

Y si de ahorrar dinero se trata para tener un Estado más funcional y acorde a nuestras prioridades y necesidades, ni siquiera hace falta reformar la Constitución para ahorrarnos más de veinticinco mil millones de guaraníes, o cuatro millones de dólares, presupuestados anualmente para otro botín político: el del Parlasur.

¿Por qué tenemos que tener toda una estructura para otros 18 parlamentarios para el Mercosur? ¿No pueden ser quizás los 9 senadores y 9 diputados más votados, o tal vez los primeros diputados de cada departamento y la Capital, con un viático cuando deban ir a sesionar?

Son dos botines políticos perfectamente suprimibles en un Estado como el nuestro en el que debemos destinar el dinero y los recursos disponibles a lo verdaderamente urgente e importante.

guille@abc.com.py

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