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No se conoce en la historia de Mercosur, en sus más de veinte y cinco años, una sola trasferencia de presidencia que hay sido “in absentia” de los Jefes de Estado. La forma de hacer la entrega está prevista en el Tratado y debe cumplirse a rajatabla. Pero parece ser, y así confirman noticias que llegan desde el hermano país Uruguay, que cuestiones de política interna, presiones ejercidas dentro del partido de gobierno, son las que impulsaron a la Cancillería a adoptar estas determinaciones contrarias a la opinión de los demás socios. Y es lo que ha desatado una crisis sin precedentes en el Mercosur. Fue, según lo que se ha publicado, el Frente Amplio el que llevó adelante una campaña muy fuerte ejerciendo presiones sobre la Presidencia uruguaya, lo que hizo que esta procediera de manera equivocada. El presidente Vázquez y su gobierno debieron, antes que nada, observar las normas del tratado y no guiarse por opiniones interesadas para la toma de una decisión de gran trascendencia para el bloque.
En declaraciones de hace unos días el presidente Vázquez, tal vez muy preocupado por su decisión y sabiendo que la misma era equivocada, manifestó que la situación de Mercosur era bastante complicada. Ese fue el primer paso que dio el Uruguay para intentar justificar su error y ver cómo enmendarlo. Mucho más fácil hubiera sido reunir en consulta a todos los ministros de Relaciones de la región Mercosur y buscar con ellos una solución de conjunto. Pero parece ser que pesaron más las afinidades ideológicas que las razones jurídicas y prácticas que hubieran atacado el fondo de la cuestión. Es decir que el paso dado por Uruguay fue solamente para apoyar a Maduro, olvidando el superior interés general del Mercosur.
Ahora, también Uruguay reconoce que Venezuela no está colaborando para buscar una solución, y los problemas de este país lejos de resolverse o estar en vías de ello, se han agudizado. Con lo cual confirma una vez más el error cometido. Pero de nada valen a estas alturas buscar culpables, sino que hay que dar una salida, porque a pesar de algunos comentarios, creo que no es bueno para ningún socio que Mercosur esté sin presidencia. ¿Qué decir a la Unión Europea, con la cual desde hace tantos años estamos buscando una solución de fondo a nuestro Tratado de Libre Comercio? ¿Cómo explicar que una región seria pudo haberse equivocado de esta manera? Realmente no se encontraría una respuesta convincente, y lamentable sería perder otra oportunidad con los mercados que quedarían afectados por esta situación.
Pero lo más grave aún de este tema es la última declaración del canciller uruguayo contra el consenso previsto en el Protocolo de Ouro Preto. En efecto, en este se manifiesta en el art. 37 textualmente: “Las decisiones de los órganos del Mercosur serán tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados Partes”. Queda pues bien en claro que todas las decisiones del Consejo del Mercado Común deben tomarse por consenso. Y esto es explicable, pues son varias las instancias que se recorren antes de llegar al Consejo. Es decir, primero actúan los técnicos, luego el Grupo de Mercado Común, y luego al Consejo de Mercado Común, con lo cual se ha dejado establecido que son estas las instancias a recorrer hasta encontrar el consenso. Y si finalmente el CMC no lo encuentra, está todavía la instancia final de los Jefes de Estado.
El consenso puede pues considerarse la regla de oro de Mercosur. Es la que defiende a los países más pequeños de decisiones arbitrarias y perjudiciales, y también a los grandes, que, si hubiera votación, verían que mayorías coyunturales pueden llevar a un contradictorio Mercosur, cuando que lo que debe cuidarse es que el mismo sea previsible, condición necesaria para un mercado común cuya finalidad más importante es facilitar el área de libre comercio entre los países, aunque en nuestro caso se trata de una Unión Aduanera con la misma finalidad.
En más de un cuarto de siglo de vida, y con esta “regla de oro”, se manejó el Mercosur. Se dirá que con marchas y contramarchas es cierto, pero siempre dentro del disenso respetuoso que buscó y finalmente encontró el consenso para resolver los problemas, aun los más conflictivos Dejamos de lado las consideraciones respecto del acatamiento del Protocolo de ingreso de Venezuela que no ha sido cumplido sino en una mínima parte, insuficiente, por cierto, quedando pendientes cuestiones que son fundamentales para el andamiento del bloque. Esa es la razón principal por la que no puede asumir la presidencia.
Hay varias salidas para terminar con esta situación de indefinición del Protocolo de ingreso de Venezuela, desde la denuncia del mismo, hasta prórrogas que puedan acordarse, pero sin conceder todavía el estatus de socio pleno a quien no ha cumplido.
Es necesario que en breve se realice una reunión con los ministros de Relaciones de los cuatro países socios originales, y que en conjunto y por consenso resuelvan ya de una vez esta crisis. Porque finalmente las consecuencias de ellas las pagaremos todos, habida cuenta que los intereses nacionales no se guían por amistades ni por afinidades de ninguna clase.
Insistimos con el consenso porque es necesario y porque así lo impone la normativa. No dejemos nunca que caiga esta “regla de oro”, que fue la base de la estructura jurídica del Mercosur.
Ahora el Canciller uruguayo se queja del voto de consenso. Y debe tenerse sumo cuidado al tratarse de este tema, pues puede decirse que es la regla de oro del Mercosur.
(*) Exministro de Relaciones Exteriores de Paraguay.