Los senderos perdidos

¿Cómo hacen las vacas para subir una serranía? Quizás nadie se haya fijado en ello. Pero la respuesta es muy sencilla. Siguen la lógica de la topografía del terreno y la movilidad y hacen camino al andar, como dice el poema de Antonio Machado.

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Nunca suben en línea recta, sino en zigzag. Este es el sentido común que ha regido a la humanidad cuando el hombre andaba a pie, tanto como cuando se inventó la rueda. Ha pasado lo mismo en Machu Picchu y en China, sin que los pueblos nunca hayan tenido contacto entre sí.

Ese principio nos ha hecho notar hace más de diez años –en una entrevista– el arquitecto español Fernando Higueras Díaz. Se quejaba de los urbanistas y arquitectos de hoy a quienes culpaba de haber dejado las ciudades a merced de las moles de cemento y los coches: “Los autos se apoderaron de las ciudades y no han dejado espacio para caminar o pasear plácidamente”.

Afirmaba que el hombre se ha puesto al servicio de los automóviles y no estos al servicio del hombre. Por lo menos, en las calles de Asunción el caos vehicular está marcando la rutina y le da toda la razón.

Los caminos de nuestra infancia eran muy sencillos y estaban delineados por las reiteradas pisadas sobre una pradera, por la brecha que dejaban los animales en medio del matorral o las huellas de las carretas. Muchos senderos estaban iluminados solo por la luna de las madrugadas, pavimentadas con la arena dejada por el agua de la lluvia y refrescadas por el rocío de las hierbas. Hoy encontrar un lugar y momento así para caminar sería un placer! Si no quedaron bajo empedrados, están al acecho de los motochorros.

Las grandes carreteras nos han llevado al progreso y al avance de la civilización. Hoy “surcan” los aires y los mares para acortar las distancias. Sin embargo, nadie se acordó de que el 5 de octubre se celebra el “Día del Camino”. En la escuela cantábamos y recitábamos sobre las bondades del camino.

La fecha se estableció durante la Primera Conferencia Interamericana de Carreteras que se realizó en Buenos Aires el 5 de octubre de 1925. En la ocasión se establecieron las bases para una acción vial continental que uniera Alaska con Tierra del Fuego. Uno de los principales emprendimientos fue la Carretera Panamericana, formada por la unión por vía terrestre internacional de las más diversas capitales del continente.

En marzo de 1962 se fijaron los nombres y números de las rutas del Paraguay. Desde la Ruta I “Mariscal López” hasta la XII “Vicepdte. Sánchez”, y en 1966 se estableció el festejo de la Semana del Camino, del 30 de setiembre al 5 de octubre.

En el 2015, según indicadores del Foro Económico Mundial, el Paraguay tenía la acuciante necesidad de 10.000 kilómetros de rutas asfaltadas. Solo contamos con poco más de 5.000 kilómetros de rutas asfaltadas y 3.000 de caminos vecinales. Un país como el nuestro debería tener 15.000 kilómetros de pavimento asfáltico y 45.000 kilómetros de caminos vecinales!, dice el Foro.

Décadas atrás el Día del Camino era sagrado en el calendario escolar; en los periódicos había anuncios y ciclos de conferencias por doquier. Ahora, estamos en otra y a nadie le interesa.

pgomez@abc.com.py

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