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Algunos aportes criollos que aparecen son: plantera, puerqueza, aperitar, pirañita, tortolero, peajero y planillero. Los cuatro últimos vocablos no podían tener otro génesis más que el Paraguay. Es muy probable que este país le haya dado también cuna léxica a: la joda, amiguismo, correligionario, compadrazgo, subsidio, nepotismo, contrabandista, sinvergüencía, marihuanero, sindicalista, corrupción, operador político, secretarias vip, narcopolítica, fonacide, amiwis, polibandi, caballo loco, chongo, coimero y otras palabras de alto linaje. Faltaría incluir un combo autóctono como: rekutu, trato apu’a, pyrague, kuña’i, cras y hendy kavaju resa.
Toda esta terminología forma parte de la identidad paraguaya que, del slogan “trabajo en primer lugar”, pasó a convertirse en “persona contratada que cobra un salario sin trabajar”. Esta es la definición que da la RAE del vocablo “planillero”. Quiere decir que nuestro asesor español se salva, ya que él cobra sin trabajar, pero fue nombrado.
El presidente Cartes anunció que requerirá la inédita información sobre el nivel de capacidad, sueldo, qué hacen y cuántos son los funcionarios estatales que forman la larga lista de planilleros que tiene el Paraguay desde el año 2003. El origen del control presidencial viene del descontrol que existe de sus instituciones públicas plagadas de un ejército de recomendados sin base educativa, de secretarias de vida fácil pero de sueldo difícil de ganar, de la influencia de padrinos y madrinas para que aterricen y aterroricen al presupuesto de gastos y a la gente trabajadora de este Paraguay.
Algunos capos de entes autárquicos salieron al paso de Cartes, como la ANDE y la ESSAP, a desperdigar comentarios que en sus respectivas instituciones no existen planilleros, tratándole prácticamente de mentiroso al Presidente. En Villarrica la aguatera hace agua todos los lados menos en nuestras canillas y es más reservorio de planilleros que de agua y la iluminada y excelente “Compañía de Luz y Fuerza SA” (CLYFSA) es un mal ejemplo para los miles de “electricistas” que oscurecen la imagen de este país. La ANDE tendría que aprender de la CLYFSA el saber trabajar y optimizar los recursos.
Las dos instituciones públicas están con el aumento de sus tarifas. Con sus servicios, sin competencia, pierden plata sin pagar por la materia prima. Las dos cuentan con aptitudes inentendibles, venden agua y electricidad y anuncian suplicando que por favor no se use el agua y la electricidad. Solo en el Paraguay se imploran estos pedidos.
El Municipio de Asunción acaba de comprobar la existencia de 577 planilleros y nadie descarta la enorme cantidad que debe existir en otras instituciones. Las planilleras también abundan a granel y son las que tienen escotes pronunciados, curvas pronunciadas y numerosos familiares. Tienen la complicidad del jefe inmediato, del subalterno y de quien las apoya tanto en el trabajo como el ciclópeo sueldo, autos, casas, viáticos y los aportes varios que se les brinda por su “delicada profesionalidad”.
Existen planilleros que son todavía mucho más perjudiciales para el país. Son quienes puntualmente llegan a las oficinas para usufructuar los bienes y equipos del Estado. Hacen negocios por teléfono, usan el aire acondicionado y la computadora, gastan papeles, agua y gastan su tiempo. Convendría que queden en la casa y por delivery les acerquemos el sueldo a fin de mes.
Los directores de entes anuncian que no tienen planilleros; si eso es así, deben llamarse San Antonio, el santo de las tres mentiras...
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