Los "doctores" vyro chusco

El vyro chusco es una especie paraguaya que abunda en todas partes, incluso en las élites intelectuales. En los claustros universitarios, en las notas periodísticas y en las campañas políticas, el espécimen se hace llamar "doctor" aunque nunca haya realizado ningún cursillo de posgrado. Acorde a nuestra generalizada cultura "mau", estas personas utilizan un título que no les corresponde.

Recordemos que desde la Declaración de Bologna (1999), primero en Europa y después en el Mercosur, quedó establecido que las universidades ofrecen dos clases de cursos y de títulos: los de grado y los de posgrado. Los cursos de grado ofrecen carreras a cuyo término se otorgan títulos profesionalizantes, tales como economistas, médicos, abogados, odontólogos, veterinarios, contadores, sicólogos, sociólogos, ingenieros y licenciados en varias disciplinas.

Los posgrados, como expresa claramente su denominación, tienen como prerrequisito el haber obtenido ya un título de grado. Ofrecen cursos de especialización, maestría y doctorado, a cuyo respectivo término se otorgan los títulos de especialista, magister (máster) y doctor. Por consiguiente, para obtener legal y legítimamente el título de doctor, se necesitan por lo menos dos años de labor académica postítulo de grado, haber realizado una investigación científica y haber defendido con éxito la tesis doctoral ante un tribunal del más alto nivel en una disciplina específica.

En nuestro país, el título de doctor se ha depreciado tanto que cualquiera cree que tiene el derecho de utilizarlo. El caso más frecuente es el de los abogados recién recibidos quienes, a veces, ni hablan bien el castellano y escriben peor, pero se hacen llamar doctores.

Esta situación no pasaría de ser una anécdota más de nuestras avivadas criollas si no fuese porque el grave error subsiste en la malla curricular y en los títulos que otorgan tres facultades de la centenaria Universidad Nacional de Asunción. En efecto, las facultades de Medicina, Veterinaria y Odontología siguen expidiendo el título de "Doctor" a sus egresados, aun a sabiendas de que dicha denominación es improcedente, impropia y, diría, hasta fraudulenta, porque, por lo señalado, ese título es exclusivo del nivel de posgrado.

Algunos egresados de la UNA han sufrido en carne propia las consecuencias de esta irregularidad, porque cuando han querido usufructuar becas de maestría o doctorado en Europa, se les ha negado esa posibilidad, porque internacionalmente no se admiten como legítimos los títulos de doctor expedidos en carreras de grado. Además, como provienen de Paraguay, con la fama de piratas que tenemos, tales títulos se presumen inmediatamente como falsos.

Dos o tres universidades privadas también caen en la práctica engañosa de otorgar títulos de doctor a nivel de grado, pero son muy pocas y están bien identificadas. La que debería poner orden en la casa es la UNA, por ser la universidad más antigua y la más importante del Estado paraguayo; debería ser el ejemplo en el cumplimiento de la ley y de los convenios internacionales.

Mientras tanto, si alguien se presenta ante usted como doctor, pregúntele, si se presenta la ocasión, en qué universidad realizó su posgrado, cuál fue el tema de su investigación y qué calificación obtuvo del tribunal examinador de su tesis doctoral. Comprobará que más de uno no sabrá ni siquiera de qué le está hablando.


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