Los desgraciados e insaciables

El 5 de julio de 1914 nació en Pilar Carlos Miguel Jiménez, poeta, músico e hijo de la señora Amalia Felisa Giménez y del alemán Carlos Federico Brackebusch. Estudió en el Colegio Nacional de Asunción y por sus ideales nacionalistas en 1931 ya fue privado de su libertad y confinado a la Isla Margarita, frente a la hoy Carmelo Peralta y Puerto Murtinho (Brasil). No salió afinado de ahí y, sin el grosero dinero del Fonacide, formó una buena escuelita en esa isla para enseñar a otros detenidos e hijos de éstos y a sus custodios.

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Pudo escapar a la Argentina. Llegó a Resistencia en el año 1936 donde comenzó a cantar con Julián Alarcón y los extraordinarios músicos y hermanos yegreños: Rubito, Chulo y Chirole Larramendia. En 1939 pasó a Buenos Aires para mixturarse con José Asunción Flores, Mauricio Cardozo Ocampos y los guaireños Félix Pérez Cardozo y Prudencio Giménez. Regresó a Asunción en 1946 donde falleció ciego, alcohólico, diabético y asistido por la más extrema pobreza. Ocurrió el 29 de agosto de 1970 y tenía 56 años.

Entre sus obras musicalizadas sobresalen Flor de Pilar, Muchachita Campesina, Alma Vibrante, Golondrina Fugitiva, Okaraguami Akã Sa’yju, Alondra Feliz, Ángel de la Sierra, Sobre el Corazón de mi Guitarra, La Venus Cobriza, Che Sy mi Marangatúpe, Chokokue Mborayhu, Punta Carapãme Serrato ndive, Nanawa, Yvotyty Apyra’ÿ y otros versos, pero resalta al que Agustín Barboza le dio la parte musical: Mi Patria Soñada. En este verso, el poeta pilarense sueña escribiendo: “patria que no tenga hijos desgraciados, ni amos insaciados que usurpan sus bienes”. Parece ser que lo escribió tras la lucha interna criolla de 1947. En el año 1952 Barboza musicalizó esta riqueza escrita por el pilarense después de la visita que éste le hiciera y le pidiera a don Agustín.

La patria que soñaba el poeta sigue siendo un espejismo en donde se reflejan los hijos desgraciados y los amos insaciables que siguen pariendo y pudriendo al Paraguay. Muchos rectores, decanos, vicedecanos, chongas, cuñadas, correligionarios, choferes, planilleros, operadores políticos, amigos, compadres, hurreros, comepapeles, parientes y otros deudos llenan planillas en las universidades nacionales para evangelizarse como insaciables y desgraciados del Paraguay. Hasta sobran desgraciados entre los parlamentarios corruptos que entregan diplomas después de pagar sueldos a sus caseros con plata del pueblo o comprar cédulas para intentar después afianzar un trato apu’a.

Muchos desgraciados circulan en lujosos autos robados con el asqueroso combustible proveído por la Policía Nacional, el Senepa, la Sinadis y otras instituciones. El contrabando tiene cada vez más adeptos insaciables para que estos desgraciados abofeteen a la industria nacional. La ley de la “deforestación cero” solo sirve para seguir talando bosques y calificar con el cero a los muchos desgraciados e insaciables fiscales ambientales.

El dinero gastado para las “investigaciones” en las universidades nacionales de Villarrica (Unves), de Pilar (UNP), la UNE de Ciudad del Este, la de Cnel. Oviedo (Unca), de Concepción (UNC) y otras, solo sirven para que sus autoridades sean investigadas por instalar a los mediocres insaciables, a los cuates desgraciados y a la agraciada parentela.

Un exjuez coimero que forma parte del Jurado de Enjuiciamiento debe nomás ya jurar que en ese Jurado no hay juicio y un joven ministro, que argumenta que el peor de los colorados siempre superará al mejor liberal, equivale a la apegada presencia de la verdadera desgracia y a los amos insatisfechos que tiene este país. La mierda que los insaciables hacen con la plata del Fonacide se olfatea con la caída de una escuela en Lambaré y a los desgraciados se les huele desde una letrina levantada en Borja.

No hay caso, lastimosamente el ilustre pilarense seguirá soñando...

caio.scavone@abc.com.py

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