Los cambios en Egipto y el internet como herramienta de libertad de expresión y democracia

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Hace poco más de un año, la secretaria de Estado Hillary Clinton pidió un compromiso mundial con la libertad en internet. Basándonos en el marco de los derechos humanos fundamentales, la libertad en internet, o lo que la secretaria Clinton calificó como la libertad de conectarse, se refiere a las libertades de asamblea, expresión y asociación en el espacio cibernético. Hoy, al observar los acontecimientos alrededor del mundo, este compromiso es más importante que nunca. Al preservar estos derechos en la era digital, preservamos la promesa y la posibilidad del internet como plataforma de ideas, innovación, conexión y crecimiento económico.   
 
Ante el escenario de Egipto y el bloqueo más grande al internet que se haya producido en nuestro tiempo, hemos oído numerosos clamores por parte del presidente Obama y la secretaria Clinton así como de líderes de todo el mundo para que se respete la libertad de conectarse, en particular la libertad de buscar y compartir información en el internet.

En Paraguay, a través de la Agencia del Gobierno de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), se brindó apoyo para el acceso al internet a comunidades rurales, complementado con capacitación para habilidades en la creación de pequeñas empresas y liderazgo. Esta iniciativa, denominada Oportunet, fue gestionada por la ONG local Fundación Paraguaya. Más de 28.000 personas obtuvieron acceso a los servicios del internet, tecnología y capacitación en 105 instituciones de todo el Paraguay. El objetivo del programa Oportunet fue reducir la brecha digital y facilitar el acceso al mundo de las escuelas rurales, radios comunitarias, asociaciones indígenas y otros beneficiarios que carecieron de la capacidad de acceder a servicios del internet y de comunicación básica.   
 
El internet se ha convertido en la esfera pública del siglo XXI -es la plaza del pueblo mundial-. El tipo de activismo pacífico que hemos visto en la plaza Tahrir o en Túnez durante las pasadas semanas ocurre cada vez más en el internet de forma paralela y en coordinación con manifestaciones en las calles. Y a través de este discurso, ya sea en el internet o en persona, resurgen nuevas dimensiones de los debates que hemos venido sosteniendo durante siglos: ¿Cómo gobernar mejor, administrar justicia, buscar prosperidad, y crear las condiciones para el progreso a largo plazo tanto dentro como fuera de las fronteras? La conectividad que la era digital fomenta solo ha agregado urgencia a la manera de reconciliar todas estas viejas cuestiones. Las decisiones que los gobiernos adopten hoy determinarán las características del internet en el futuro, las que no serán fáciles de tomar.   
 
Las opciones que se nos presentan son conocidas, pero el espacio en que las confrontamos no lo es. ¿Cómo proteger la libertad y la seguridad? ¿La transparencia y la confidencialidad? ¿La libertad de expresión a la vez que se fomenta la tolerancia y la armonía?
 
En primer lugar, con frecuencia la libertad y la seguridad se ven como mutuamente excluyentes, pero debemos tener ambas, tanto dentro como fuera del internet. Todos los días se nos recuerdan tanto las promesas como los peligros de la era de la información. Tenemos que tener suficiente seguridad para poder utilizar nuestras libertades, pero no tanta que las pongamos en peligro. En el equilibrio entre la libertad y la seguridad, el punto de apoyo es el estado de derecho. Nuestra lealtad al estado de derecho no se desvanece en el espacio cibernético. Tampoco nuestro compromiso con las libertades civiles. Los Estados Unidos está decidido a rastrear y detener a los terroristas y las actividades criminales tanto en línea como fuera del internet. En ambas esferas buscamos esta meta de acuerdo a nuestros valores. La "seguridad" con frecuencia se invoca como justificante para ataques agresivos a la libertad en el internet. Los gobiernos que arrestan a comentaristas de blogs, investigan actividades pacíficas de sus ciudadanos y limitan o cierran el acceso a la información bajo el pretexto de mantener la seguridad, no engañan a nadie. Silenciar las ideas no las hacen desaparecer.   
 
En segundo lugar, debemos proteger tanto la transparencia como la confidencialidad. La transparencia es importante. Podemos y debemos dar a los ciudadanos información sobre sus gobiernos y abrir las puertas del comercio que históricamente estaban cerradas a la mayoría de la gente. Sin embargo, la confidencialidad también es muy importante porque protege la capacidad de las organizaciones y los gobiernos para llevar a cabo sus misiones y servir mejor los intereses públicos. Los gobiernos tienen una norma más estricta que cumplir al utilizar la confidencialidad, puesto que sirven al público. Pero todos los gobiernos requieren un nivel de confidencialidad al tratar asuntos tales como la seguridad pública y la seguridad nacional. Por ejemplo, no sería adecuado publicar en el internet los detalles de negociaciones delicadas entre países sobre la manera de cómo combatir la violencia de los cárteles de la droga.   
 
Debemos tratar de proteger la libertad de expresión y al mismo tiempo fomentar la tolerancia. Mediante la libertad en el internet, tenemos la oportunidad de vincular asuntos de derechos humanos con nuestras aspiraciones de prosperidad económica. Los principios de la libertad en el internet están arraigados en la apertura de la plataforma para que el internet pueda seguir siendo un motor de ideas, innovación y crecimiento económico. Los mercados abiertos a nuevos productos y servicios fomentan el espíritu empresarial, la innovación y la inversión. Hemos visto que las inversiones e innovaciones en el mercado mundial del internet fluyen hacia los países que se esfuerzan en hacer de la apertura la característica principal de sus políticas respecto a internet.

Con más de 2.000 millones de usuarios del internet, un número que va en rápido aumento, la variada naturaleza de las expresiones en el internet solo seguirá proliferando. A medida que avanzamos y la plaza universal del internet continúa floreciendo, estamos seguros de que podemos proteger y adelantar los principios de libertad y seguridad, transparencia y confidencialidad, y libertad de expresión y tolerancia. Juntos conforman los cimientos de la libertad y la apertura del internet.

* Embajadora de los Estados Unidos de América en Paraguay
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