Los bichos no fallan

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A principios de esta semana, ni bien se ponía el sol, una nube de insectos voladores rodeaba los focos del alumbrado público o los faroles de los patios. La escena se vio en gran parte de Asunción y tal vez también en otros puntos del país, pero habrá pasado desapercibida, pues quién le daría importancia. Total, mientras no se metan en los ojos, no molestan. 

Sin embargo, nadie se habrá imaginado de su infalible y estrecha relación con la naturaleza, confirmada científicamente por el entomólogo del Museo de Historia Natural del Paraguay, John Kochalka, a quien pregunté de qué se trataba.  

No eran bichos raros, sino las populares termitas (los kupi’i o los akango, por ejemplo) que salían de sus termiteros -sean los takuru o troncos podridos de árboles- y empezaban a revolotear hacia las luces.   

Existen unas 35 especies de termitas en Paraguay y cuando las condiciones climáticas son favorables, según cada una de las especies y según la época del año, todos los reproductores salen a volar a la misma hora en busca de su pareja. Esta pareja probablemente podría ser de otro termitero de la misma especie y, por eso, es que vuelan tan lejos como pueden. La distancia normalmente es de apenas cien metros, dice Kochalka.   

Estas termitas voladoras son machos y hembras con alas, fogosas de reproducción. Una vez que encuentran su "media naranja" forman un matrimonio instantáneamente, aunque sea debajo de una luz, y luego desaparecen dejando sus alas. En mi casa, he observado que muchos fueron a parar a la boca de las lagartijas que se llenaron la panza como nunca. Un verdadero festín se dieron.   

Sin embargo, otros que desaparecieron sencillamente habrán encontrado un hueco en un árbol, un trozo de madera o el mismo suelo para formar un nuevo termitero. Así que a cuidar el jardín, no sea que ya se están procreando bichitos para una nueva colonia.   

Ahora bien, ¿por qué las termitas buscan la luz? La respuesta del experto es sencilla. Estos insectos vuelan en la oscuridad y buscan cualquier objeto visible para orientarse y así mantener su vuelo en línea recta para asegurar la pareja deseada. "La termita ve la luz y piensa que está volando en línea recta, pero en realidad lo está haciendo en círculos alrededor de un foco contra el cual chocan todos juntos y caen al suelo, todos confundidos y buscando aparearse", menciona el entomólogo.   

Pero no hay que preocuparse pues difícilmente nos aparezca un takuru en el patio. "Con suerte una sola pareja logra formar un nuevo termitero. Todas las demás caen en las fauces de los sapos y las lagartijas hambrientas".   

Pero la respuesta que más me sorprendió en este tema de los bichos, de parte de un científico, fue que efectivamente estos insectos presagian lluvia. Siempre pensé que solo se trataba de una creencia popular, un cuento chino, de los tiempos de mis abuelos. La realidad demostró que no es así y que quizás los viejos sabían más que nosotros y que los insectos saben más que los hombres.

Tras la larga sequía, se vino la lluvia esta semana. Todavía no le queremos hacer caso a la naturaleza, pero las termitas demostraron ser más certeras que el mismo pronóstico de la Dirección de Meteorología.   

pgomez@abc.com.py
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