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A diario nos enteramos de los graves accidentes ocurridos por los caminos en mal estado y feamente confeccionados, en colaboración con la borrachera y la atroz conducción de los paraguayos, condiciones que se condimentan con la falta de control caminero, de una buena señalización, de una vasta presencia de vacunos, equinos, perros, chanchos y las malas condiciones en que se encuentran muchos de los vehículos que circulan en el Paraguay.
Tengo la buena suerte de recorrer bastante este país y la mala suerte de notar y comprobar la calamitosa situación en que se encuentran muchas de las rutas asfaltadas y hoy convertidas en trampas mortales para todo conductor. El tramo caminero que lleva a Pilar da lástima. La recta Oviedo-San José de los Arroyos se va deteriorando. El relativo nuevo asfaltado Paraguarí-Villarrica (83 km) ya está en terapia intensiva por sus enormes cráteres que regala a los que por el sector circulan. Sobre todo resalta y salta todo vehículo en el tramo comprendido entre Villarrica e Ybytymí, de unos 40 km. El tramo total de 121 kilómetros (Paraguarí-Villa Rica de 83 km y Tebicuary-La Colmena de 38 km) le costó al pueblo paraguayo G. 144.000 millones.
Esta parte del camino bien podría servir de ejemplo de todo lo que no debe hacerse cuando se construye un asfaltado: mala calidad, pésima fiscalización y lo peor de todo: los arreglos son peores pero sirven para certificar que somos excelentes para hacer baches y buches pero no servimos ni para el bacheo. Es realmente lamentable. El tramo entre Villarrica-Ñumí de 25 km es de nunca acabarse y ya tiene meses de vergüenza y kilómetros de pavor.
Los empedrados que hacen los municipios y gobernaciones valen para escuchar comentarios como el que me hiciera en Villarrica un amigo porteño llegado a mi pago al preguntar: “¿Acá cómo hacen los empedrados? ¿Tiran las piedras desde aviones?”.
El tramo chaqueño de unos 109 km que va de Río Verde a Loma Plata y Filadelfia es asombrosamente atroz. Toda la también asombrosa producción cárnica y láctea de esas colonias florecientes deben soportar el horroroso tramo y el circular con una valiosa carga y excelentes camiones a una velocidad de 20 km/hora. Los menonitas chaqueños, pagadores de mucho impuesto, no se merecen tanta joda y tanta coima vial que recibieron los muchachos.
Las grietas en la Ruta III y en el tramo Valle mi-Concepción fueron por “culpa de la lluvia”, y les cuento al oído de las autoridades del MOPC que estas excusas ya no sirven ni para embromarle al nieto que va a la escuela que funciona debajo de la planta del mango.
Nadie puede estar en contra del “peaje serrucho” que desbasta de ida y venida, pero hay que tener mejores rutas, castigar a la empresas viales que se pasan jodiendo y señalizarlas en forma. Ya no nos merecemos tanta joda rutera. Esas insolentes básculas móviles que instala el MOPC, junto a su Dinatrán y su Patrulla Caminera, solo sirven para movilizar la coima.
Se avisa a las empresas constructoras y al MOPC que en este país llueve más de 1.600 mm de agua/año (1.600 L/m2) y que se solucionan con tubos y no con la coima que pasa por el tubo que va a los bolsillos. También se les avisa que este país produce y vive de sus 50 millones de toneladas, y su cadena productiva, de soja, maíz, trigo y arroz que deben circular, de la caña de azúcar, de muchos otros productos y del ganado vacuno que deben transitar por un camino “como la gente”. El valor del combustible y el peaje que recibe cada gobierno por el acarreo de tanta producción es sideral, y ya no hay lugar ni excusas para tener y mantener a tantas ratas estatales coimeras, rutas rotas y empresas viales tan vergonzosas.
Una ruta en mal estado es fiel indicador de un Estado que está mal...
caio.scavone@abc.com.py