Las lecciones de los huracanes Irma y Harvey

El alcalde de Miami, Tomás Regalado, estaba ocupado entregando agua y hielo en hogares de ancianos después del huracán Irma, pero tuvo tiempo para compartir una reflexión sobre este desastre natural: “Es hora de que tengamos una conversación nacional sobre el cambio climático”.

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Regalado, un miembro del Partido Republicano, me dijo que se sorprendió por la magnitud de las inundaciones en la avenida Brickell y otras partes céntricas de la ciudad. Los pronósticos previos no preveían inundaciones tan grandes para un huracán que se desvió hacia el oeste, sin golpear a Miami con toda su intensidad, dijo. 

Regalado, alcalde de Miami desde 2009, me dijo que no cree en la afirmación de los escépticos del cambio climático de que la inundación en el centro de Miami fue un evento excepcional. Ha habido demasiados eventos climáticos extremos en los últimos años en la ciudad como para creer eso, dijo.

Durante los últimos tres años se han producido constantes inundaciones en los barrios costeros de Belle Meade y Shorecrest, en Miami, que atrajeron poca atención de los medios de comunicación. En estos y otros barrios, el aumento del nivel del mar ha llevado a que el agua haya salido de los alcantarillados de las calles e inundado el área. 

Otra señal ominosa llegó un día en agosto, cuando el Servicio Meteorológico Nacional había pronosticado 0,5 pulgadas (12,7 mm) de lluvia en Miami, y terminó vertiendo casi 5 pulgadas (127 mm) en una hora, dijo. 

La explicación del Servicio Meteorológico Nacional es siempre que nunca había ocurrido antes, como si estas fueran excepciones a la regla, dijo Regalado. 

Pero la repetición de estos acontecimientos le ha llevado a creer que, independientemente de cuál sea la causa, tenemos que prepararnos para la posibilidad de que se estén convirtiendo en la norma. 

“Hay que protegerse, hay que pensar que estas anomalías ya se van a convertir en algo normal”, dijo Regalado. “Y si ese es el caso, los daños serán enormes. Tenemos billones de dólares en edificios, y más de 100.000 personas en zonas costeras”. 

Ya ahora, la reconstrucción de Texas después del huracán Harvey, y de Florida después de Irma costará hasta 200.000 millones de dólares, según Moody’s Analytics. 

Medido en el valor en dólares de bienes raíces en riesgo, Miami es la ciudad del mundo que está más expuesta a los desastres naturales causados por el cambio climático, según un estudio de la OECD del 2007. Unos 3,5 trillones de dólares están en riesgo en la ciudad, dice el estudio.

Al preguntársele sobre la aseveración de Trump de que el cambio climático es una ficción, Regalado dijo: “Creo que es irresponsable. Entiendo la retórica política, entiendo que el Presidente está hablando a su base, pero lo que no se puede tolerar es que veamos cinco nuevos [huracanes] Harvey, cinco nuevas Irma, y continúen diciendo que se trata de eventos de una sola vez. Ese no puede ser el final de la conversación”. 

Y Regalado no compra la aseveración del jefe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Trump, Scott Pruitt, de que empezar a discutir el cambio climático en medio de los esfuerzos de reconstrucción de los huracanes Harvey e Irma sería “insensible” hacia las víctimas. 

“¿Si no ahora, cuándo?”, pregunta el alcalde de Miami. “Creo que este es el momento de hacerlo”. 

No podría estar más de acuerdo. Lo que es insensible –y, más que eso, un disparate– es que el Presidente de Estados Unidos y su jefe de EPA sigan negando el cambio climático después de Harvey e Irma, en contra del consenso casi unánime en la comunidad científica de que las emisiones de gases tóxicos están causando el calentamiento global y eventos meteorológicos cada vez más extremos. 

En Estados Unidos hace falta un debate nacional sobre el cambio climático, comenzando ya mismo.

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