La rueda no llega al Estado paraguayo

Aunque el 2015 fue un año en que se destaparon grandes escándalos de corrupción, hay dos en particular que recobran actualidad ahora que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) puso en marcha un nuevo sistema de control del uso de los combustibles: el robo de este insumo en el Senepa y en la Policía Nacional.

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El día del lanzamiento del nuevo sistema de gestión de combustibles en el MOPC, el ministro Ramón Jiménez Gaona dijo que en los últimos meses el costo del mantenimiento de las rutas se redujo de G. 9.000.000 el kilómetro a G. 1.800.000. En pocas palabras, se inflaba hasta cuatro veces el costo real del mantenimiento y el sobregasto estaba fuertemente ligado a la cantidad de combustible empleado.

El mecanismo que ahora acaba de implementar el MOPC consiste básicamente en dotar a los vehículos y a las expendedoras de combustible de dispositivos que permiten la identificación de unos con otros y la carga únicamente a los rodados que pertenecen al Ministerio. A su vez, permite controlar la cantidad del insumo que reciben. Así descrito, parece un sistema tan sencillo de operar, básico de implementar y fundamental para fiscalizar. ¿No? Entonces, ¿cómo se explica que solamente el MOPC cuente con esta herramienta? Muy sencillo; en la mayoría de las instituciones sigue habiendo mucho interés por ocultar el verdadero destino que se da al combustible, mientras en los papeles se evapora una buena parte del presupuesto.

Y aunque la rueda ya ha sido inventada, como dice esa frase tan trillada, todo parece indicar que en el Estado herramientas fundamentales de una buena administración parecen muy lejos de ser implementadas. De lo contrario no podrían mantenerse rígidos esquemas de corrupción. Que lo diga Osorio, aquel suboficial de policía devenido en millonario, hoy preso en Tacumbú.

Si se mira el ejemplo de la Policía, del Senepa, de Petropar, de la Universidad Nacional de Asunción y de muchas otras, es posible concluir que inexorablemente parte del inflado presupuesto terminará como manguera expendedora de recursos que seguirá manteniendo claques en esas mismas instituciones y en otras.

Tan importante como destinar recursos a inversiones en infraestructura, educación, salud, subsidios a la agricultura, es asegurar que en cada una de las instituciones se implementen herramientas como la que hoy es una novedad en el MOPC, después de décadas de despojo.

Mucho se ha dicho y escrito sobre la importancia de potenciar desde el Estado las condiciones para el desarrollo. Ahora bien, en un país como el nuestro, en que la debilidad de las instituciones públicas nos sitúan año a año entre los más corruptos de la región, es necesario asegurar el destino de los recursos a los objetivos fundamentales: no debería otorgarse un solo guaraní de presupuesto cuya utilización no esté controlada por un sistema difícil de vulnerar. Esa es una de las lecciones fundamentales de hacienda pública que nos deja el año que se va.

pcarro@abc.com.py

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