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Su preocupación primaria fue el dar en Singapur a cada ciudadano una participación activa en el futuro de esa nación y que cada ciudadano sienta su patria como su propia casa; cuidándola de igual manera.
¡Pero qué manera de comenzar una patria que pudo transformarla de una colonia desastrosa del Tercer Mundo a un país del Primer Mundo en menos de 50 años!
Patria es donde tenemos nuestro hogar y donde siempre queremos volver. Es donde nacimos y donde nuestros antepasados también vivieron. No es un concepto abstracto sino una realidad por la que muchos dieron sus vidas... Además, patria es donde queremos vivir dignamente el resto de nuestras vidas. Esa es la razón por la que tenemos que defenderla contra los que piensan utilizarla solo para el bien de sus intereses individuales o de grupos.
Esta patria es de todos los paraguayos. Por eso, pensemos en cómo dar esperanzas a un pueblo eternamente relegado en sus intereses después de tantos años de desmoralización y corrupción.
Para eso necesitamos aprender de las sociedades asiáticas que, en su mayoría, creen que el individuo existe en el contexto de la familia, amigos y la sociedad en su mayor contexto. También creen que el Estado no debe tener el rol de la familia. El Estado sí debe encargarse de proveer las garantías y la seguridad para el individuo. A su vez, creen que la libertad puede existir solamente en un Estado ordenado y no cuando hay desorganización e inseguridad.
Muchos me han preguntado: “¿por dónde empezamos en el Paraguay, Dr.?”.
Mi respuesta es: empecemos, primero, por el cumplimiento de la ley. El no cumplimiento de la ley es nuestra mayor debilidad en este sistema democrático. Por suerte, la ciudadanía parece haber despertado, y la reelección a través de una enmienda no creo que lo permita si es violatoria de la ley. Además, no hay nada tan educativo en una sociedad como el hacer cumplir las leyes porque modifica rápidamente el comportamiento humano. Otra vez recuerdo en este aspecto a los países asiáticos; quienes tenían el mayor problema de la drogadicción y destruía a la mayor parte de la población. Pero con leyes estrictas que la hicieron cumplir, hoy están libres de un problema que podía seguir afectando profundamente el futuro de sus países.
Una sociedad con liderazgos que compite solamente para que un grupo se lleve todo, ya no es aceptable. Por eso vamos a buscar liderazgos que encuentren mecanismos institucionales más justos y capaces de mejorar la capacidad de ganancia de toda la gente. Uno de esos mecanismos, desde luego, consiste en el fuerte subsidio e incentivo de la educación. La prioridad es encontrar un sistema para llegar a tales fines sin un impuesto muy elevado a los que más producen, lo cual puede llevar a una disminución al incentivo de la producción. Por eso hay que optar por el balance correcto y crear el ambiente propicio de seguridad y garantías para el trabajo y dar a cada ciudadano una participación activa en el país y su futuro.
No somos una sociedad incapaz y débil como han tratado de hacernos creer por tanto tiempo. El problema fundamental es que después de febrero 1989 andamos votando y eligiendo a individuos que nos prometen soluciones fáciles a problemas difíciles y terminan solucionando solamente sus problemas individuales o el de su grupo. Por eso nosotros tenemos que seleccionar los gobiernos válidos y compatibles con nuestra propia necesidad como nación, pero siempre dentro del marco de la ley. Rechacemos de hoy en más la inseguridad personal y jurídica que beneficia solamente a los delincuentes.
* Médico especialista diplomado del Consejo Americano de Psiquiatría y Neurología.
victor2343@gmail.com