La paradoja de la serpiente

Bien ilustrativa resulta la paradoja de la serpiente para el caso que vive actualmente la Madre de Ciudades. No logra tener gobernantes que se apiaden de ella, que la amen realmente y la conviertan en una urbe competitiva mundialmente con la infraestructura urbana que se merece.

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La cruda realidad nos hace rondar en la mente aquella incógnita de que “si una serpiente empieza a comerse su cola y acaba comiéndose absolutamente todo su cuerpo, ¿dónde estaría la serpiente, si está dentro de su estómago, que a su vez está dentro de ella?”.

El eterno retorno de las cosas. El círculo vicioso del derroche, de la inoperancia, de la ineptitud, del clientelismo electoralista. Cada año y cada lustro es la misma historia. Con todas las administraciones comunales pasa lo mismo. Una es peor que otra.

Todos los años el intendente y los concejales inflan hasta más no poder el presupuesto y aumentan los gastos corrientes, rifan el dinero público en salarios y combustibles. ¿Y las grandes obras prometidas para la ciudad? ¿Los proyectos?

Acaba de repetirse en la Junta Municipal de Asunción la idea de comerse la cola. Salvo los escasos votos en contra, la Corporación aprobó el Presupuesto General de Ingresos y Egresos para el año 2015. El monto asciende nada menos que a 986.000 millones de guaraníes, unos 212 millones de dólares. Esta cifra supera en 187.000 millones de guaraníes al presupuesto vigente.

Todas las obras que prometió el intendente Arnaldo Samaniego, en teoría, se ejecutarán en este nuevo periodo aunque corresponderán a recursos provenientes de los royalties y de la famosa Ley de Capitalidad.

La pregunta es si utilizarán adecuadamente el dinero y habrá tiempo de reaccionar. Estamos a cuarenta días de que concluya el año 2014 y a 12 meses de que fenezca el mandato actual.

En el Parque Caballero siguen campantes los ocupantes que tomaron hasta el vestuario. El intendente y los 24 concejales no han sido capaces de ejecutar un simple desalojo de un bien de dominio público perteneciente a toda la ciudadanía. Las plazas del microcentro están hechas trizas.

Casi todo el resto de Asunción se cae a pedazos. En pleno año electoral, ¿cómo harán nuestras autoridades para convertir a la Madre de Ciudades en un “hervidero de obras”?

La gran mayoría de las calles del microcentro –por no decir todas– están con la carpeta asfáltica vencida y los vehículos andan a los tumbos, como si circularan sobre empedrados. Las veredas están llenas de cráteres, pues las baldosas fueron arrancadas por el raudal. El blanqueamiento de cordones a la cal que se ha estado haciendo a tambor batiente todos estos días difícilmente esconda tantos destrozos.

La ciudad últimamente está viviendo de donaciones. No es capaz de reinvertir en su mejoramiento el dinero que pagan los contribuyentes. Sin lugar a dudas, debe ocurrir algún milagro para que esto se revierta.

pgomez@abc.com.py

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