La famosa estructura

De acuerdo con las encuestas publicadas por ABC Color, se desatarán varias luchas, una de las cuales será la lucha de candidaturas apoyadas por la denominada en términos genéricos “estructura” contra las candidaturas que se sostienen mayoritariamente en la también denominada genéricamente “base”, que si bien cuentan con organizaciones propias, estas no pasan de ser coyunturales propias de las campañas electorales.

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En la dicotomía oficialismo versus oposición en que se divide el poder de la República, se enfrentarán dos estructuras: la poderosa estructura del Estado-partido-gobierno, cuyo candidato en la interna del Partido Colorado será Santiago Peña, y la estructura de la oposición, que se basará en el Partido Liberal Radical Auténtico, cuyo candidato en la interna será Efraín Alegre, su actual presidente.

Pero la medición de intenciones de votos aludida dice que personas sin el apoyo de estructuras están mejor posicionadas en ambos sectores (oficialismo y oposición): Mario Abdo Benítez, para ganar la candidatura del partido de gobierno, y el intendente de Asunción, Mario Ferreiro, para representar a la oposición, a pesar de su no muy sólida renuncia a tal candidatura. En términos sencillos, los dos tienen suficiente intención de votos para representar al oficialismo, el primero; y para representar a la oposición, el segundo.

Y se dirá, pero “no tienen estructura”.

Sin profundizar en el tema, estructura es para la perrada (al decir de Helio Vera) el control del partido, con todos sus organismos, sus recursos humanos y financieros, la jerarquía y el acceso a la discrecionalidad. Si a ello se pueden agregar las facilidades que ofrece el gobierno con la lapicera del gobernante de turno, con la de todos sus ministros, y los medios del Estado, mucho “mejor” para tener la capacidad de presionar y premiar a los seguidores.

Desde luego que existe una enorme diferencia entre contar con la estructura del Estado-gobierno-partido y tener estructura en la oposición. Desde este punto de vista, existe una clara diferencia con una fuerte desventaja de la oposición.

Hubo un tiempo en que el ganador de las internas del partido Colorado era el seguro futuro presidente de la República; y un tiempo también en que el poseedor de la estructura partidaria tenía todas las de ganar frente al adversario de turno. Ambos mitos pasaron a la historia con el triunfo en estos años de libertad de candidatos sin estructura y la derrota de ganadores de las internas coloradas.

En las últimas elecciones municipales se demostró también la falacia del temor de moda: la eficacia del dinero en las campañas electorales, con la derrota del candidato cartista para el municipio de Asunción frente a un candidato sogué, como Mario Ferreiro y de otros en municipios importantes del país, como Encarnación, por ejemplo.

En contrapartida, se dirá que en los últimos tiempos las encuestas solo sirvieron para anunciar a la inversa quiénes serán los ganadores: los que aparecen como seguros derrotados son, finalmente, los ganadores reales. Ocurrió aquí, en el vecindario regional y hasta en Estados Unidos.

De esto se trata el ejercicio de la libertad de elegir. Dejar en manos de la gente la decisión final, a pesar de los poderes de facto, de las mediciones científicas y de las adivinanzas de brujos.

No obstante, todos los factores y elementos citados tienen su cuota de validez para hacer cálculos, pero lo importante es que cada ciudadano calcule bien a quién votar, y mejor si lo hace ejerciendo el derecho al sufragio con libertad y responsabilidad, pensando en el interés superior de una patria. Así será menos el margen de probabilidad de equivocarnos.

ebritez@abc.com.py

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