La extensión que debe extenderse

El 10 de marzo de 1936, durante el gobierno del coronel Rafael Franco, fue creado el Ministerio de Agricultura y fue electo ministro el nieto del general Bernardino Caballero, quien tenía el mismo nombre. El 18 de febrero de 1940, el entonces presidente del país, general José Félix Estigarribia, hizo fusionar el Ministerio de Agricultura con Industria y Comercio y fue ministro el Dr. Francisco Esculies.

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Nuevamente, el 15 de agosto de 1950, el presidente Federico Chaves separó ambos ministerios y fueron creados el de Industria y Comercio y el de Agricultura y Ganadería (MAG) dirigido por el Dr. Ángel Florentín Peña.

Pero ya en la década del 40 y, específicamente, en el año 1943 comenzaron las primeras labores experimentales agropecuarias planificadas. Los trabajos tenían contenidos, importancia y futuro porque estaban organizados por el mismo gobierno de los Estados Unidos de América, a través de un proyecto denominado Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola (STICA), creado por el propio presidente americano, Franklin Roosevelt, para ayudar a los países pobres de toda América y mejorar la economía y producción agrícola durante la Segunda Guerra Mundial. El STICA funcionó desde 1943 hasta 1955 cuando todo fue transferido nuevamente al MAG.

Recién cuando se iniciaba el año 1951 comenzó a funcionar una dependencia del MAG denominada SEAG (Servicio de Extensión Agrícola Ganadero) y desde setiembre del año 1952 el STICA pasó a comandar administrativa y operacionalmente todas las actividades productivas del SEAG. Un brillante profesional paraguayo comenzó a dirigirlo, el Ing. Agr. Rogelio Ferreira Guerreros.

El STICA usufructuaba las parcelas agrícolas ubicadas en las laderas del cerro de Caacupé que durante mucho tiempo tuvo la denominación de Instituto Agronómico Nacional (IAN). En 1943 también se formó la Estancia Barrerito para el desarrollo ganadero y el Crédito Agrícola de Habilitación.

Recién en el año 1956 comenzó a funcionar la Facultad de Agronomía y Veterinaria que tuvo su origen en la Escuela Nacional de Agricultura, iniciada en 1939 en Viñas Cue y luego trasladada a San Lorenzo como el Colegio Nacional de Agronomía hasta el año 1955.

Tras numerosos cambios de nombre y patrones dentro del MAG, la dependencia ministerial pasó a llamarse Dirección de Extensión Agraria (Deag) por Ley 81 del año 1992, y siempre con el compromiso de entregar asistencia técnica y capacitación integral a toda la familia campesina, incluida la indígena, con el objetivo de brindar una mejor forma y calidad de vida a todos los productores.

El MAG fue perdiendo un montón de direcciones y se crearon instituciones autárquicas como la Secretaría del Ambiente (Seam) para el descuido ambiental, el Instituto Forestal Nacional (Infona) para que haya más deforestación, el Instituto Paraguayo de Tecnología Agrícola (IPTA) para que no sirva para nada, el Senacsa para vacunarle a los ganaderos y el Senave para instalar a abogados y técnicos que solo airean leyes inservibles que complican y atrasan la producción nacional.

Al MAG solo casi le resta la Deag como brazo ejecutor de su política productiva y se espera que organice y capacite al sector campesino, que termine el asistencialismo direccionado, populista y pordiosero. Como dijo un campesino guaireño: ¿En vez de entregarnos pollitos y raciones balanceadas por qué ya no nos traen el pollo todo cocinado y al spiedo si es posible? Y referente a esta repartija jodona completó: “Ivyroite ningo la ñande autoridakuéra (que personas tontas son nuestras autoridades)”.

No se puede combatir la pobreza del campo con subsidios inservibles, con técnicos mediocres, con instituciones corruptas, con campesinos haraganes, con presupuestos insignificantes y con pobres que solamente son útiles en momentos de votar...

caio.scavone@abc.com.py

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