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La turba, en complicidad con las fuerzas del GEO (Grupo Especial de Operaciones), repartió golpes y puntapiés, instigada por la exconcejala zacariista Aida Molinas, según consta en la denuncia presentada ante la fiscalía. En videos y fotografías se observa cómo ella señala a los patoteros a quién debían agredir.
El resultado fue un fotógrafo (Ever Portillo) con golpes varios y un periodista (Nelson Zapata) con una costilla fisurada y contusiones varias en todo el cuerpo. Casualmente, los agredidos pertenecen al periódico Vanguardia, el único medio que desde hace cuatro años viene publicando irregularidades y malos manejos financieros en la Comuna.
Para McLeod, este tipo de hechos es normal, al menos eso se desprende de sus recientes declaraciones: “siempre se le pegó (a los periodistas en CDE)… siempre… a él siempre se le pegó… golpearle a cualquiera me parece una barbaridad, no a un periodista, a un ser humano…”, había dicho a modo de justificarse.
No podemos estar más de acuerdo con esta señora: sí, es cierto, pegar es normal en un régimen autoritario y dictatorial que ella y su troupe propician ante el riesgo de perder su sillón municipal desde donde pretende imponer un régimen de terror sobre quienes tan siquiera se atreven a pensar distinto y cuestionar el manejo poco transparente del dinero público.
Alguien tiene que avisar a esta señora que el advenimiento de la democracia ocurrió hace ya 27 años y cinco meses, para ser exactos. También tienen que decirle que en los denodados esfuerzos por mantener viva esa conquista se han promulgado nuevas leyes que buscan garantizar el estado de derecho. Una de ellas es la 5282 de Acceso a la Información Pública, norma que en reiteradas ocasiones la administración zacariista se ha negado a cumplir. Ahora, con el respaldo del diputado colorado Pedro Alliana (cartista), McLeod insiste en esconder lo que hay en los recovecos financieros de sus planillas. Y con el confuso argumento de no temerle a la intervención y, al mismo tiempo, no estar de acuerdo con ella, llegó hasta el Parlamento a pedir socorro a la bancada colorada para que la salve de esta situación. Convengamos en que es altamente probable que logre su objetivo y que una vez más salga airosa de esta crisis que amenaza su administración.
Eso es triste y no precisamente porque ella vaya a ganar, sino por la falta de cintura política y pienso de la oposición esteña que, teniendo una valiosísima ocasión de lucirse, se pierde en el show de los insultos y agresiones baratas, lo que rebaja el nivel de discusión y nos dispersa de lo que es verdaderamente importante: la transparencia.
Si le vemos el lado positivo a esto, es que como parte del proceso hacia la democracia se demuestra que la ley de transparencia ha comenzado a dar sus primeros pasos y, aunque las autoridades todavía se resisten, la ciudadanía ya hace uso de esta herramienta, que no está en contra de las autoridades, sino que a favor de los intereses del pueblo.
Jürg Steiner, profesor emérito de la Universidad de Berna (Suiza), decía que la democracia no funciona si todo el poder es para el pueblo. Sin embargo, podemos decir que tampoco tendrá efectividad si todo el poder es para las autoridades corruptas que pretenden gobernar con la ley del viejo Este, la ley del garrote y el mbarete.
mescurra@abc.com.py