“La desobediencia llama a la desobediencia”

Como pocas veces en los registros de la Meca del Cine, recientemente la 74ª entrega de los premios Globo de Oro dejó de lado el glamour de la alfombra roja, para convertirse en un perfecto escenario político y criticar nada menos que al nuevo inquilino de la Casa Blanca, quizás el cargo más influyente del mundo.

Cargando...

Y fue en ese escenario que, fuera de todo protocolo, la reconocida Meryl Streep condenó la actitud del flamante presidente de los EE.UU., Donald Trump, quien –recordó la actriz– en un mitin realizado en Carolina del Sur el todavía entonces candidato humilló a un periodista norteamericano que padece de una enfermedad crónica que afecta las articulaciones, refiriéndose a él con gesticulaciones groseras.

“Este instinto de humillar, cuando es ejercido por alguien público, poderoso, se filtra en la vida de todos, porque da permiso a otros para hacer lo mismo”, dijo la galardonada actriz.

Acto seguido agregó: “La falta de respeto llama a la falta de respeto, la violencia llama a la violencia. Cuando los poderosos usan su posición para intimidar a otros, todos perdemos”.

Haciendo un paralelismo y suponiendo que la famosa intérprete de “La Dama de Hierro” (por citar apenas una de sus tantas películas) viviera en Paraguay, podríamos imaginarnos el mismo discurso pero dirigido al actual inquilino del Palacio de López y a nuestros políticos criollos para reflexionar sobre un tema más que remanido en los últimos meses: “La reelección”.

Así, a lo que clara y contundentemente dice la actriz: “la falta de respeto llama a la falta de respeto” y “la violencia llama a la violencia”, podríamos agregar: “la desobediencia llama a la desobediencia”.

En efecto, porque si desde la propia Presidencia de la República, si el mismísimo presidente Horacio Cartes llama a desobedecer la sagrada Constitución Nacional para saciar sus bajos instintos electorales por el “rekutu”, todas las instituciones por debajo de esa línea de mando tienen el mismo derecho a desobedecer la Carta Magna, lo que en el fondo es alarmante y sumamente preocupante. El famoso “si el presidente luego viola la Constitución, por qué yo no puedo violarla”.

Parafraseando entonces a Meryl Streep, que por cierto también es reconocida por sus frases célebres, podríamos decir: “Este instinto de violar la Constitución, cuando es ejercido por alguien público, poderoso, se filtra en la vida de todos, porque da permiso a otros para hacer lo mismo”.

Es necesario entender que no se puede andar haciendo apología del delito de manera pública y desembozada, a través de legisladores, ministros, presidentes de entes públicos y del mismo titular del Ejecutivo, y pensar luego que no va pasar nada.

El Artículo 229 de la Constitución: DE LA DURACIÓN DEL MANDATO, es demasiado claro: “El Presidente de la República y el Vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio de sus funciones, a contar desde el quince de agosto siguiente a las elecciones. No podrán ser reelectos en ningún caso”.

O sea que estamos asistiendo al acto político más degradante de la historia que podría incluso crear una anarquía tal, producto de la codicia de poder de una persona, acompañado por un grupo de seudopolíticos que no buscan el bien común sino el interés personal.

“Cuando los poderosos usan su posición para intimidar a otros, todos perdemos”. Es importante que los que impulsan esta reelección sepan que el llamado a la desobediencia de la Constitución puede transformarse en un llamado a la desobediencia civil, lo que no se solucionará ni con un millón de firmas.

Finalmente, hay que tener en cuenta que la misma Carta Magna que el Poder Ejecutivo incita a violar o desobedecer consagra como legítimo el “Derecho a la Rebelión” o “Resistencia a la Opresión” (artículos 40, 123 y 125 de la Constitución Nacional).

mvelazquez@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...