Jesús es amigo sincero

Con las tres parábolas de hoy completamos un total de siete, las cuales constituyen el “Discurso de las parábolas”, que empezamos a reflexionar domingo, día 13.

Jesús cuenta las parábolas del tesoro escondido, del negociante de perlas finas y de la red que se echa en el mar.

De cierta manera, se trata de hacer un negocio y hay que tener criterios claros para hacerlo de modo ventajoso: todos queremos hacer buenos negocios.

Sin embargo, el camino es resbaloso y si uno no se percata, al revés de asegurar la vida, termina haciendo muchas pavadas. Las tentaciones del mundo son encantadoras y pueden despistarnos con facilidad.

Justamente para evitar que sus amigos sean engañados, Jesús habla del tesoro escondido en el campo y, la persona que lo encuentra, no duda en vender todo lo que tiene para adquirir el campo. Interesante notar que en este caso se da un hallazgo inesperado.

Sin embargo, en la parábola del negociante que busca perlas el hallazgo es algo afanosamente buscado.

Hay dos características comunes en estas dos parábolas: ambos protagonistas terminan con profunda alegría y ambos cambian lo que poseen por la nueva riqueza encontrada.

Es decir, para hacer el mejor negocio de nuestra vida no hemos de dudar: los valores del Reino de Dios y la amistad con Jesús son más importantes y, cuando hay conflictos de intereses, Cristo debe prevalecer.

Ahora, nos toca aterrizar en la vida concreta estos principios del Señor.

En un primer instante está la sabiduría de ir más allá del aspecto material de la existencia, pues hay que tratar de captar la fascinación que es vivir como hijo de Dios, de modo que uno se convenza de que vale la pena sacrificar algunas cosas, muchas veces vyrorei, con tal de alimentar una genuina amistad con el Señor.

En otras palabras: permitir que Dios sea mi amigo o vivir como amigo de Dios.

Sabemos que la amistad supone diálogo constante, exige franqueza y es necesario posponerse, de vez en cuando, para acercarse más al amigo. Es no querer usar al otro, sino discernir con él las mejores opciones.

Jesucristo es siempre sincero al brindarnos su amistad, pues Él sabe que únicamente en este clima lograremos hacer el mejor negocio de nuestra vida. No ser su amigo es perder el tesoro, el rumbo y la alegría.

Celebremos en atmósfera de fiesta el 30 de julio, miércoles, sin olvidar de Aquel que es nuestro mejor Amigo: ¡salude al Señor participando de una santa misa!

Paz y bien.

hnojoemar@gmail.com

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