Invasores brasileños de clase A

Como la educación superior es muy cara en Brasil, en los últimos años se ha ampliado notablemente el número de estudiantes que vienen a nuestro país a seguir las carreras de su preferencia. Primero venían en masa para cursar maestrías y doctorados de posgrado, ahora la mayoría quiere el título de médico, aunque muchos de estos “inmigrantes académicos” ni saben hablar castellano. 

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Los estudiantes brasileños de medicina están repartidos entre las universidades privadas de las ciudades fronterizas, particularmente Pedro Juan Caballero y CDE, y en el área metropolitana, en especial en Mariano Roque Alonso. La razón de tanta presencia de los jóvenes vecinos es bastante simple: estudiar aquí les cuesta menos de la mitad que en su país natal. 

Una maestría en educación, por ejemplo, en nuestro país tiene un costo promedio de unos 3.000 dólares, con clases viernes y sábado durante dos años. El mismo posgrado cuesta alrededor de 8.000 dólares en Brasil, siempre y cuando se consiga alguna plaza disponible en alguna universidad que puede estar en cualquier parte del país. 

En cuanto a la carrera de medicina, una familia brasileña debe pagar aproximadamente el equivalente a diez millones de guaraníes por mes, si el hijo o la hija consigue ingresar a dicha carrera en su patria. En cambio, en Paraguay, con unos cuatro a cinco millones mensuales ya se cubren las cuotas de las universidades y los gastos de residencia. 

Lo que no estaba previsto es que el gran número de estos estudiantes de medicina del exterior crearía aquí un problema inesperado: unos 2.000 alumnos brasileños de medicina ingresan como residentes en los hospitales públicos de nuestro país, con el agravante de que centenares de ellos ni siquiera hablan correctamente el castellano para poder conversar con los pacientes. 

La realización de pasantías de extranjeros en los hospitales locales constituye un problema de difícil solución, admitió Juan Carlos Portillo, director de Desarrollo de servicios y redes de salud del Ministerio del ramo. Aclaró que existen convenios del ministerio con varias universidades y eso da lugar a esta aglomeración de practicantes en la salas de los hospitales. 

Se supone que las prácticas y pasantías en los centros de salud públicos son plazas limitadas y destinadas para los estudiantes paraguayos de medicina, pero ahora están llenas de brasileños. 

Esta generosidad guaraní no tiene ninguna reciprocidad en las universidades y ministerios de salud de países vecinos. En varios casos, las autoridades de la educación superior del Brasil se negaron a reconocer la validez de títulos expedidos por universidades de nuestra nación. 

Con lo que está sucediendo ahora, indirectamente, el Gobierno paraguayo está contribuyendo a la formación de médicos brasileños y disminuyendo los cupos de acceso a las pasantías para los estudiantes compatriotas. 

El mismo fenómeno se da en Puerto Yguazú, Argentina, frontera con Foz de Yguazú, en donde los brasileños exigen ¡que las clases se dicten en portugués! 

Muchos porteños nos caen mal por sus aires de Primer Mundo y estos rapai llegan sonriendo y sambando pero nos están invadiendo como en la Guerra Guasu. 

ilde@abc.com.py

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