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De seguir el ritmo actual y en caso de que no se tomen urgentes medidas correctivas, el panorama se presenta peor. Más si se tiene en cuenta el calentamiento global, por el cual la naturaleza tiende a tener comportamientos menos predecibles y más extremos.
Respecto a San Lorenzo, tanto el intendente como los concejales deben empezar a cumplir de una vez su rol, dejar de pensar solamente en sus intereses para actuar, abandonar el hábito de la improvisación y aplicar las ordenanzas, que son letra muerta. Si bien está en pleno desarrollo la construcción de desagües, los escasos existentes carecen desde hace años del mantenimiento integral y periódico requerido.
En el caso de las redes pluviales están totalmente taponadas por basura en varios sectores de la ciudad, provocando inundaciones y deterioro de calles. El desagüe cloacal se ve sobrepasado en su capacidad, no sólo por la cantidad de nuevos edificios, sino porque personas inescrupulosas, algunas viviendas y casas comerciales, conectan su desagüe pluvial al mismo.
San Lorenzo, lamentablemente, es una gran cloaca abierta porque la municipalidad no hace su trabajo, educando, exigiendo y controlando sin respiro a comerciantes, sus dependientes y demás personas puercas e inconscientes, que a costa del deterioro de la ciudad y de la salud de gente de bien lucran y la ciudad luce como un gran basurero. San Lorenzo tiene todo para ser una verdadera metrópoli, pero mientras las autoridades de turno no tengan voluntad para elevarla a ese nivel, los sanlorenzanos seguirán siendo el hazmerreír por vivir en la ciudad más fea y sucia del país.
antonia@abc.com.py