Horizonte complicado

Después de una semana de intensas negociaciones finalmente el Ejecutivo logró reagrupar al oficialismo y elegir por consenso un candidato para la presidencia de la Junta de Gobierno.

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El entramado fue complejo. Por momentos el acuerdo estuvo a punto de quebrarse, pero finalmente se logró conciliar posiciones.

Esta nueva conformación del oficialismo está fortalecida con relación al equipo que a finales de 2012 llevó a la victoria a Honor Colorado y en abril de 2013 a Horacio Cartes a la presidencia de la República. Esta vez lograron atraer a Javier Zacarías. Eso le asegura el control de Alto Paraná y de partida un caudal electoral por encima de los 300.000 votos, además de algunos diputados y senadores en el Congreso.

En el mismo equipo están Lilian Samaniego, que lidera el clan familiar que maneja una porción importante de los votos colorados en Asunción, y el vicepresidente Juan Afara, que controla Itapúa. Tampoco se puede pasar por alto que 12 gobernadores, casi la totalidad de los 45 diputados de la ANR y más del 80% de los intendentes colorados también forman parte del oficialismo.

Esta integración plural, de alcance nacional, le da una ventaja apreciable al oficialismo y deja casi como una anécdota a Pedro Alliana como candidato. Y no es que el perfil del candidato no importe. Tiene su valor, pero en una estructura electoral como la que logró construir el oficialismo alcanza con que el candidato no genere rechazos. Alliana es bien visto en la dirigencia.

El grupo disidente que postula al senador Mario Abdo Benítez por lejos es más frágil. Tiene en sus filas a dirigentes con dilatada carrera partidaria pero con escaso caudal electoral. La base de la disidencia está en los senadores, algunos diputados, unos pocos intendentes y un gobernador. Ninguno tiene un movimiento que pueda arrastrar votos más allá de sus figuras.

Las internas partidarias tienen la característica de ser territoriales. No pesan demasiado los perfiles de candidatos. Es casi seguro que quien mejor logre controlar el territorio se alce con la victoria. Hoy ese manejo lo tiene el oficialismo mediante el acuerdo que cerró a mitad de semana.

La división interna trae aparejado un horizonte lleno de complicaciones para el Poder Ejecutivo. El senador Juan Carlos Galaverna, padrino político de la candidatura de Mario Abdo, lanzó la primera advertencia. A mitad de semana indicó que le preocupa la gobernabilidad porque el presidente Cartes no acompañó a su candidato.

La postulación de Mario Abdo está sostenida en un grupo de senadores que no perderán la oportunidad de apretar al Ejecutivo. En la Cámara de Diputados el poder político de los disidentes se diluye, pero aun así en estos primeros seis meses no será fácil aprobar en el Congreso proyectos que interesen al Gobierno.

En principio eso no debería generar demasiadas complicaciones porque no está pendiente de estudio ningún proyecto de ley que pudiera ser fundamental para el Poder Ejecutivo.

Lo que sí parece claro es que el pedido de juicio político a los tres miembros de la Corte Suprema de Justicia, que es apoyado por el Gobierno, quedará frenado por un buen tiempo en el Senado.

Con esta nueva composición partidaria, el oficialismo parece asegurarse una base electoral de cara al 2018. Eso explica por qué el diputado Alliana, un joven de bajo perfil y sin grandes aspiraciones, fue elegido candidato. Lo importante es armar una base política con caudal electoral y no trabajar en una candidatura respaldada en la presidencia de la Junta de Gobierno.

En la disidencia todavía se vienen grandes turbulencias. No todos los que hoy están en la foto van a permanecer hasta el final.

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