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Las sospechas sobre los malos manejos en el fútbol paraguayo siempre existieron, y no solamente de parte de la prensa. Algunos dirigentes corajudos también las formularon en ocasiones, como José Medina Sagalés, quien en julio del 2010 le reclamó rendición de cuentas al entonces titular del Departamento de Selección y hoy presidente del Paraguay, Horacio Cartes. “El Departamento de Selección nunca rindió cuentas. Se perdieron 109.000 dólares … y nunca nadie dijo nada”, decía.
Si los dirigentes paraguayos afirman hoy que son tan transparentes, deben exhibir sin problema alguno los contratos firmados con los espónsores y los derechos de televisación de los partidos locales e internacionales, entre otros asuntos que se manejan como “secretos de Estado”.
Yo quiero conocer algo más: los montos distribuidos, con la documentación respaldatoria, entre los diferentes clubes, de todas las categorías. Estoy más que seguro que aquí nos encontraremos con otro Fonacide: dinero que no llegó a destino, obras supuestamente financiadas y no construidas, montos que no cuentan con documentos respaldatorios de su uso, y otros escandaletes más.
Sería interesantísimo conocer estos montos, ya que con base en ellos los propios asociados de los distintos clubes pueden indagar sobre su uso, y así como sucedió con el Fonacide, ir denunciando los fatos que con seguridad irán surgiendo. Al igual que las autoridades de la APF, los dirigentes de todos los clubes, incluyendo a aquellos de las categorías menores a quienes también les alcanza el derrame del dinero, tienen la obligación de rendir cuentas de lo que recibieron en nombre del más popular deporte de nuestro país.
Así, pues, será saludable que los dirigentes de la APF, incluyendo a Juan Ángel Napout, hoy titular de la Conmebol y nada menos que vicepresidente de la FIFA, comiencen a proporcionar, detalle por detalle, en qué se invirtieron los 15 millones de dólares que le redituó al fútbol paraguayo su participación en el Mundial Sudáfrica 2010.
Los dirigentes contestan con frecuencia que “allí están todos los comprobantes”, “todo está en orden” y otras frases hechas, o contraatacan con respuestas que quieren desviar la atención y que solo vuelven más sospechosas sus actitudes.
El escándalo ya tumbó al dirigente más poderoso del fútbol mundial, Joseph Blatter. No sabemos si se retiró en un arranque de dignidad o porque las investigaciones sobre los sobornos lo pusieron entre la espada y la pared. Lo cierto es que si continuaba en el cargo, su credibilidad ya iba a ser nula. Al igual que la de Napout y la del propio titular actual de la APF, Alejandro Domínguez, ambos pertenecientes a la misma rosca que maneja nuestro fútbol desde hace bastante tiempo, por lo que un paso al costado de ambos le vendrá también muy bien al principal deporte paraguayo.
Por de pronto, lo que pueden hacer es exhibir los números... y los documentos probatorios. Ojalá no se cumpla mi temor y no nos encontremos con otro Fonacide.
cespedes@abc.com.py