Formación de la conciencia

Durante mucho tiempo la conciencia ha sido considerada un tema tabú y hasta hace poco ha estado excluida del ámbito científico. En los años sesenta del siglo XX la psicología recuperó el tema, empujada por la filosofía y la neurociencia. El trabajo de famosos investigadores como Francis Crick, premio Nobel, ha contribuido a interesar con extraordinaria pujanza y considerarlo tema fundamental para la comprensión del “misterio” del ser humano. Se calcula que actualmente hay más de un millar de investigadores comprometidos con el estudio de la conciencia, la mayoría de ellos de Estados Unidos y Europa.

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Tras muchos años de investigación Francis Crick llegó a la conclusión de que un pequeño número de neuronas se proyectan desde la parte posterior del córtex hasta la parte del córtex frontal. Según explica en el artículo de la revista Nature Neuroscience “se produce un mecanismo natural en el que distintas partes del cerebro se funden unas con otras para crear un sentimiento de conciencia”.

Si en el campo científico la conciencia ha alcanzando tanta importancia, mayor aún es la importancia que la conciencia tiene hoy en la vida social, política, económica y en la educación. Es bajo el nivel de nuestra conciencia social, es decir, es bajo el nivel de “darnos cuenta de” la desigualdad socioeconómica y sus consecuencias que caracteriza a nuestro país (según datos internacionales somos con Brasil los dos países de mayor desequilibrio social en América Latina), lo cual evidencia la inconsciencia en que seguimos viviendo y destruyendo nuestras posibilidades de paz y seguridad, de convivencia armónica y futuro aceptable. El hecho refleja, además de insensibilidad social, pérdida de conciencia moral.

La creciente corrupción que contamina la vida política con la acción degradada de no pocos políticos y funcionarios públicos demuestra que nuestra conciencia política, no solo la de los políticos y funcionarios corrompidos, también la de quienes les permitimos la descomposición del estado de derecho, la impunidad y la expoliación del Bien Común, es una conciencia deformada o desinformada y permisiva. Igualmente desvela la falta de conciencia moral.

Está claro que nuestro sistema económico no posibilita la justicia social y económica. Y no hay indicadores para pensar que nos estamos “dando cuenta” de que estamos teniendo conciencia de ello. Pasan los años y seguimos produciendo pobreza; los esfuerzos por aminorarla no parecen tan eficaces que convenzan a todos, porque las condiciones básicas para despegar de ella que son la salud y la educación no levantan vuelo. Entre los jóvenes que emigran, los jóvenes víctimas de las drogas y otras formas de alienación y autodestrucción y los jóvenes que no acaban ni siquiera el nivel escolar (aproximadamente el 70%), la sangría de nuestra juventud es extraordinaria y preocupante. Además de no tener conciencia económica ante el alto nivel de desempleo y la destrucción del medio ambiente, estamos evidenciando la falta de conciencia moral.

Hace solamente tres años Daniel Goleman nos ha entregado otro fruto de sus investigaciones, “FOCUS”, Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia (2013), es otro best seller en el que nos alerta de la pérdida de atención y conciencia en un estilo de vida y sociedad que crea constantemente estímulos para “distraernos” de la realidad. Solo las personas que toman conciencia de sí mismo de sus limitaciones y necesidades pueden salir de ellas; solo las que toman conciencia de sus potencialidades pueden desarrollarlas. Solo quienes se dan cuenta de y prestan atención pueden aprender. No hay posibilidad de crecimiento y éxito sin toma de conciencia de la realidad personal y de las personas y realidades del entorno.

Los cambios originados por los descubrimientos científicos y las novedades tecnológicas, el encuentro de culturas en diversas formas de pluriculturalismo y los nuevos estilos de vida generan relativismo en la apreciación de los valores y la moral, al mismo tiempo se ha debilitado notablemente la formación sobre los comportamientos humanos y su validez, lo cual ha derivado en una muy deficiente conciencia moral.

La formación de la conciencia en la educación familiar, escolar y universitaria es fundamento del desarrollo humano y consecuentemente de los demás desarrollos. La educación y formación de la conciencia deben ser explícitas en las familias y en instituciones educativas.

jmonterotirado@gmail.com

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