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La Segunda Reunión Ministerial del Foro CELAC-China tiene lugar en un momento en que la humanidad enfrenta enormes desafíos, como la creciente desigualdad, el cambio climático, tensiones geopolíticas, crisis migratorias, y los impactos disruptivos de la automatización y la revolución digital. Todo ello, en un contexto de fuerte incertidumbre sobre las perspectivas de la cooperación multilateral y de surgimiento de visiones aislacionistas en algunos actores centrales del sistema internacional. En este complejo escenario, China ha expresado un firme compromiso con la búsqueda de un crecimiento económico centrado en la prosperidad compartida, la protección del medioambiente, el multilateralismo y los principios de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Son aquellos los valores que inspiran la ambiciosa iniciativa de La Franja y la Ruta (conocida como OBOR por sus siglas en inglés), una propuesta civilizatoria de la que América Latina y el Caribe no debe quedar al margen. Si bien nos separa de China un vasto océano, OBOR abre la oportunidad de acercarnos mejorando nuestra conectividad aérea, marítima y digital.
Esta segunda reunión será la oportunidad de evaluar los avances en su implementación y de definir nuevas orientaciones de cara a la próxima década. Como parte de los preparativos para este trascendental encuentro, en octubre pasado la CEPAL tuvo el privilegio de albergar en su sede el Primer Foro Académico de Alto Nivel CELAC-China.
Para la Segunda Reunión Ministerial del Foro CELAC-China, la CEPAL preparó un documento titulado: “Explorando nuevos espacios de cooperación entre América Latina y el Caribe y China”. En él se señala que China y América Latina y el Caribe multiplicaron por 22 veces su intercambio comercial entre 2000 y 2013. Además, indica que tras tres años consecutivos de caídas en su valor, el comercio de bienes entre la región y China tuvo una fuerte recuperación en 2017, con una expansión estimada del 16% y un monto cercano a los US$ 266.000 millones. Más allá de esta buena noticia, la diversificación de la canasta exportadora a China sigue siendo una asignatura pendiente para la región: tan solo cinco productos, todos ellos básicos, representaron el 70% del valor total de los envíos en 2016. En este contexto, el sector de los alimentos ofrece un gran potencial para diversificar y añadir valor a las exportaciones a China, sector en el cual la región mantiene un superávit comercial que se acercó en 2016 a los US$ 23.000 millones.
La inversión extranjera directa (IED) puede jugar un rol central en generar una relación económica más equilibrada y diversificada entre la región y China. De hecho, en 2016 China se convirtió en el segundo mayor inversionista extranjero a nivel mundial. Dos buenas noticias son que la IED china en nuestra región aumentó sustancialmente en 2017, superando los US$ 25.000 millones, y que comienza a observarse una incipiente diversificación de ella hacia sectores como las telecomunicaciones, alimentos y energías renovables. Necesitamos que este proceso se mantenga y profundice, con mayores inversiones chinas en sectores industriales y de servicios, y que generen mayores encadenamientos con proveedores de la región, especialmente pymes.
En la Segunda Reunión Ministerial del Foro CELAC-China, la CEPAL planteará la urgencia de acordar acciones que permitan diversificar los flujos de comercio e inversión extranjera y de profundizar la cooperación en los temas de energía, recursos naturales, infraestructura, industria, innovación en tecnologías 4.0 y en conectividad. En todas estas áreas es posible identificar desafíos comunes y posibilidades de compartir experiencias y conocimientos con una óptica de beneficio mutuo. En suma, se trata de que ambas partes den un salto de calidad en su relación, poniendo a la innovación como pilar del desarrollo y transitando hacia un desarrollo inclusivo y sostenible mediante un gran impulso ambiental.
(*) Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).