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La fiscalía intervino, ordenando la “liberación” del enjaulado y que se le practique estudios a fin de que sea sometido a un tratamiento especial de rehabilitación.
La pobreza de los padres del joven Richard Valdez era un obstáculo para que él pueda tener una silla de ruedas acorde a sus necesidades y seguir un tratamiento a fin de poder insertarse en la sociedad, paulatinamente, como una persona con capacidades especiales. En medio de las carencias, los padres del muchacho no tuvieron otra alternativa más que colocarlo en una jaula para evitar que sufra algún accidente.
En su jaula era alimentado y bien atendido por sus familiares. Según los intervinientes y los vecinos, jamás sufrió maltratos de parte de sus padres. Su aspecto es robusto, signo inequívoco de que era bien alimentado.
El caso del joven Richard es un lacerante ejemplo de cómo muchos compatriotas con capacidades especiales no pueden vivir dignamente y seguir un tratamiento médico a raíz de la pobreza y el olvido del Estado, pese a toda la buena voluntad y el amor que les tienen sus padres.
Algunas personas también criticaron que la prensa haya publicado la realidad en que vive el joven y sus padres. Sin embargo, tras tener connotación nacional el caso, hubo una interesante reacción, por ejemplo de la Fundación Paraguaya, que donó una silla de ruedas para joven, quien ahora, sin dudas, podrá tener una vida mucho más digna.
Richard, sus padres, y muchas otras personas especiales y sus familiares viven en realidad “enjaulados” en la pobreza, la desidia y la indolencia del Estado que debería atender este tipo de problemas sociales.
waquino@abc.com.py