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El presidente Horacio Cartes dijo al Papa que el gobierno nacional transita en la línea del cuidado de los recursos naturales, protegiendo todo lo que tenga que ver con el bien preciado de la naturaleza. Hermoso discurso, pero mentiroso.
Mientras Cartes y Francisco daban discursos sobre el cuidado de la tierra, en el Chaco la deforestación seguía su ritmo desenfrenado, tirando al suelo cada árbol que estaba al paso de potentes maquinarias.
El gobierno de Cartes no puede sostener que se hace mucho en favor de los recursos naturales mientras siga vigente el antiambientalista decreto 453/13, que modifica (solo puede reglamentar) la Ley 294/93 (de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA).
La citada ley no hace excepción, pero el decreto de Cartes sí lo hace: establece que para actividades en terrenos de 2000 hectáreas en el Chaco no hace falta una EIA, y se contradice al exigir el estudio de impacto ambiental si se va a hacer desmontes en predios superiores a 2 Has. También establece que en la región Oriental no es necesaria una EIA en predios menores a 500 Has.
El decreto citado exime del estudio de la EIA a obras de impacto ambiental, como los dragados de ríos, las pistas de aterrizajes, textilias, secados de humedales, rutas nuevas, etc.
Los casos teju (matanza) y Cerro León (piedras para pavimento), ambos frenados por acción ciudadana, así como el intento de invasión en el parque nacional “Defensores del Chaco” y el descontrol en el lago Ypacaraí, son algunos ejemplos de que estamos en contramano a los deseos de la encíclica papal ambiental.
Pero aún hay tiempo para rever decisiones adversas y encauzar las acciones del Gobierno sobre la ruta del desarrollo sostenible, de un desarrollo ecológico más humanista, como sostuvo Francisco en su mensaje dado en Bolivia, y reiterado en nuestro país.
La carta encíclica “Laudato si” debe ser el documento base para una nueva política ambiental de nuestro país, porque no se opone al desarrollo económico. Solo pide que se respeten los recursos naturales, dándole un valor humanista al desarrollo, considerando el aspecto social.
Lo que pide el Papa no es difícil. Coincide con el nuevo modelo de desarrollo sostenible aprobado en Río + 20, en el 2013. Solo es ajustar algunas acciones, y para ello se debe sacar de la cabeza el “chip” del desarrollo a costa de la destrucción de los recursos naturales.
Una primera señal favorable desde el Gobierno sería la de frenar esa deforestación intensiva que soporta el Chaco, si realmente comulga con el mensaje del Papa.
walberto@abc.com.py