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Pareciera un chiste de mal gusto que cada inicio de clases los padres de familia, alumnos y docentes se vean obligados a salir a cerrar locales escolares y rutas con sus pancartas para conseguir que sus hijos tengan un maestro.
Uno se pregunta ¿qué pasaría si la educación no fuera calificada como una “prioridad” del Paraguay?
Claramente, ningún gobierno, hasta ahora, fue capaz de hacer lo simple y eficiente: administrar sin teatro ni corrupción los recursos del Estado a favor de los niños y jóvenes estudiantes, principalmente en el interior de nuestro país.
Es inexplicable cómo se “roban” los rubros docentes dentro del sistema electrónico del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). Muere un docente o se jubila, se declara vacante el rubro y en el acto “desaparece” de la red informática de la secretaría del Estado. Cuando la comunidad educativa afectada pretende reponer al maestro que se ha ido, ¡oh sorpresa! ¡desapareció el rubro!
El ministro de Educación, Eduardo Petta, tiene que blindar los rubros de las escuelas y colegios, y no permitir más que se robe, se lleve o rescate un rubro ajeno para dárselo a un “recomendado” o a un “ahijado”, como viene ocurriendo en las escuelas del departamento de Canindeyú.
Es más, el Ministerio de Educación tiene que respetar la microplanificación que la misma secretaría de Estado exige y asegurar que antes de arrancar el año lectivo, cada aula tenga, cuando menos, un docente aguardando a los niños. Ese juego humillante y rapaz de esperar que cada año, como mendigos salgan los docentes, estudiantes y padres a rogar por rubros, sillas y tizas, para que luego vengan “las patrióticas autoridades a asistir a su pueblo” debe ser desterrado por el Gobierno actual.
rduarte@abc.com.py