En busca del “Nuevo Rumbo”

El Gobierno acaba de informar que -de acuerdo a sus mediciones- el 22,6% de la población (1.530.000 personas) vive en situación de pobreza. Claro, estamos hablando de lo material. Se trata de aquellos ciudadanos que apenas sobreviven y tienen escasas posibilidades de salir adelante, salvo una fuerte presencia estatal en sus ciudades.

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Pero dentro de esos feos números de pobreza, se analiza de nuevo a los pobres extremos, que son aquellos que sobreviven al mes con menos de G. 308.568 para comprar alimentos. Es decir, con menos de G. 10.285 (US$ 2,1) por día). Según la cifra oficial, son 710.000 paraguayos.

A las claras se puede observar que el “Nuevo Rumbo” no pasó ni por si acaso al lado de esta franja de ciudadanos. ¿Dónde están que el progreso no les alcanza? ¿Sabe el Gobierno de qué departamentos son? Y si tienen la radiografía completa, ¿por qué no le llevan caminos, salud, asistencia técnica, educación, etc.?

Lo curioso es que la administración de Cartes asume que los pobres extremos crecieron durante su gestión. Así dice el informe: en el 2013 eran 677.000 y al cierre de 2014, 710.000 personas. Entonces, algo raro está pasando aquí. Le boicotean al jefe de Estado, no les importa o los rubros se destinan solo a correligionarios.

Días antes del informe sobre pobreza, el estadounidense Chris Gardner vino a dar una charla en Paraguay. Su vida fue llevada al cine nada más y nada menos bajo la interpretación estelar de Will Smith y su hijo Jade, en la película En busca de la felicidad (2006).

¡Qué lástima que Gardner no pudo hablar para ninguno de los más de 1.500.000 compatriotas que realmente necesitaban escucharle! Era la esperanza. Sin embargo, los organizadores dirigieron la charla del estadounidense a personas que son mucho más felices que los pobres. Pero aquí la paradoja: al concluir la disertación, el multitudinario público quedó tan triste como los pobres al ver que el costo de sus entradas fueron tiradas al tacho.

Cuentan los que asistieron a la charla que Gardner no dijo nada nuevo y se pasó repitiendo lo que vimos en el film, que por cierto está muy bien logrado. Su máxima receta fue: Hay que luchar por sus metas... y nada más. ¡Eureka!

En conclusión, Gardner tampoco le iba a solucionar el problema a los 1.500.000 pobres paraguayos como creíamos, a juzgar por las quejas de los asistentes a la charla. Quien salió ganando en esta historia es el conferencista porque con seguridad aquí habrá encontrado también la felicidad. No nos olvidemos que Paraguay “es el país más feliz del mundo”, según una encuesta internacional. Así nos quieren convencer.

pguerrero@abc.com.py

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