El Tribunal de Cuentas de la Unión

Acuciado por el escándalo desatado en la empresa estatal Petrobras, el Gobierno brasileño se enfrenta ahora a otro problema. Es la primera vez, desde 1982, cuando fue creado, que el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) decide abrir una fiscalización “eficaz y directa” sobre las cuentas de la Itaipú Binacional.

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La mira está puesta sobre la composición del Consejo de Administración de la entidad binacional, ámbito en el que van a investigar el flujo de información entre los miembros de organismo a la alta administración de Itaipú y la Eletrobrás.

Los detalles de los gastos y la gestión de la central hidroeléctrica constituyen una “caja negra” para el TCU.

La entidad fue controlada por más de doce años por el Partido de los Trabajadores (PT). En todo este periodo estuvo como director general el ingeniero agrónomo Jorge Miguel Samek, un exdiputado federal elegido por el PT en el 2002.

A eso se suma que el tesorero nacional del PT, João Vaccari Neto, actualmente preso, fue por casi once años consejero de Itaipú.

Vaccari Neto está acusado e investigado por haber recibido unos US$ 200 millones para su partido en concepto de sobornos de varias empresas asociadas a la empresa estatal Petrobras, producto de más de 90 contratos que suscribieron entre en el período comprendido entre el 2003 y 2013 con el Estado.

Conclusión

La socia de la ANDE, que aprovecha gratuitamente la energía cedida por Paraguay, está en problemas. Ya no le alcanzan los generosos subsidios de la entidad paraguayo-brasileña.

La compensación, en vez del precio justo, que recibe país por ceder su energía de Itaipú no la paga la Eletrobrás, que la lleva gratis. El que abona es el Tesoro brasileño con los impuestos del sufrido pueblo del hermano país.

(Ahora, se discute el cambio de la fuente pagos entrando a tallar la desacreditada multinacional brasileña como agente de retención).

Sus fáciles ganancias las obtiene al comprar de Itaipú la energía paraguaya a unos US$ 44 el megavatio-hora, la que revende por más de US$ 200 cada unidad energética.

Esto es así porque los dueños de Eletrobrás, que siguen cobrando anualmente a Itaipú unos US$ 2.000 millones por una deuda inflada artificialmente –aunque suficientemente honrada– no están interesados en beneficiar a los pueblos brasileño y paraguayo.

Ya no es suficiente el generoso subsidio de Itaipú, a partir de ahora necesariamente para sobrevivir hay que trabajar.

Así de simple.

juanantoniopozz@gmail.com

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