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La semana pasada, gracias al accionar de los vecinos de esta comunidad, efectivos policiales detuvieron a tres personas justo cuando robaban un electrodoméstico de una vivienda.
Los sospechosos tienen frondosos antecedentes. Uno de ellos incluso tiene orden de captura, por estar involucrado en la muerte de un médico en noviembre de 2012, en la ciudad de San Estanislao.
Lo irónico del caso es que los aprendidos estaban desde hace un buen tiempo trabajando por la zona sin que los policías se preocupen ni de realizar los controles de documentaciones a pesar de los numerosos puestos policiales existentes en el departamento.
Otro de los hechos que llamaron la atención fue el caso Severiano Martínez, miembro del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), quien desde hacía meses trabajaba en una estancia de la zona, sin levantar ni sospechas de la policía.
Es cierto que el departamento es extenso; sin embargo, las pocas vías de acceso por tierra están “resguardadas” por puestos policiales.
Lastimosamente los uniformados no cumplen o son cómplices en la función de controlar el ingreso de las personas.
Periódicamente se puede observar cómo cientos de personas provenientes de otras regiones del país, e incluso del Brasil, llegan a la zona para realizar limpieza y alambrado en las estancias, sin inmutar siquiera a los uniformados.
Con anterioridad ya se sucedieron hechos de violencia donde se lamentó la pérdida de vidas inocentes y donde los involucrados eran precisamente esta clase de personas con frondosos antecedentes policiales.
Con el simple hecho de controlar la cédula de identidad, la policía podría proteger a la población.
calmiron@abc.com.py