El portazo de Taiwán

El embajador de China en Taiwán, Alexander Tah-Ray Yui, se despidió del Gobierno paraguayo con un portazo. Luego de reunirse con el presidente Horacio Cartes en Mburuvicha Róga donde fue a despedirse, el diplomático chino ubicó a su país muy lejos de la postura del gobierno cartista con respecto al incendio parcial del Congreso y sus derivaciones. 

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El cartismo nos quiere convencer de que el edificio del Parlamento fue quemado por la oposición política que empujó hacia la fechoría a una turba, “en protesta injustificada” por el galopante empeño del presidente y sus aliados de implantar por medios torcidos la reelección presidencial.

Lo menos que esperaba era que los representantes de gobiernos amigos avalen esa posición por lo menos con el silencio, como efectivamente ocurrió durante un año, con casi todas las embajadas en Asunción. Sin embargo, el disparo surgió de donde menos se esperaba, como si fuera por arte de magia de un profesional francotirador que dio en el blanco mientras el gobierno de Cartes se movía al mismo tiempo en los planos judicial, mediático y político, tratando de confundir a la opinión pública. 

Me permito suponer, y estoy abierto a la diplomática desmentida obligada, que las embajadas más influyentes se comprometieron a un silencio concertado con respecto al tema, hasta tanto el embajador Tah-Ray Yui consiguiera la autorización de su gobierno de responder la quema de edificio construido con dinero de Taiwán con el lanzamiento de “una bomba” en la propia puerta de Mburuvicha Roga, para que no haya duda de a quién estaba dirigida la misma. El momento ideal constituyó la despedida del diplomático, para dar la falsa sensación de que fue un exabrupto o una reacción personal del embajador. 

Sin embargo, para cualquier analista está bien claro que Taiwán está muy molesto con el gobierno de Cartes por haber alentado el incendio y por evitar que la Policía intervenga de inmediato para disuadirlos, inclusive por impedir la llegada oportuna de los bomberos. La ventaja que tienen los embajadores es que saben diferenciar muy bien la propaganda de la información y esta de la realidad, en países donde existen medios cuyos dueños están en el poder. 

“A nosotros nos dolió mucho, porque (la construcción del edificio del Congreso) fue un aporte de Taiwán, donde los representantes del pueblo puedan ejercer sus funciones. Pero fue mejor haber quemado la casa que algo peor. Por eso quiero felicitar al Paraguay, por mantener la institucionalidad y la democracia en plena ejecución”, dijo el embajador de Taiwán al despedirse. 

Comparó a China en Taiwán con Paraguay al decir que ambos pasaron por un proceso político similar y que son “desafiados constantemente a ser llevados a un sistema de gobierno que no es democrático”. Recordó los “incidentes no agradables” del año pasado refiriéndose al intento de reelección presidencial y celebró que finalmente haya triunfado la institucionalidd democrática. 

En otras palabras, Taiwán está molesto porque su cooperación fue bastardeada de una manera violenta (incendio) y le duele que sea el propio gobierno el promotor de la quema de lo que ellos ayudaron a construir, anteponiendo intereses antidemocráticos, como la violación constitucional, aunque se consuela pensando que hubiera sido peor que se salieran con la suya. Por eso felicita “al Paraguay” (atentti, no dice al gobierno) por mantener la institucionalidad. 

Al gobierno de Cartes solo le resta responder al embajador taiwanés: “Duele que un amigo te abandone en estas circunstancias”. Lección para el próximo presidente: Se puede intentar engañar a la prensa, a fiscales, jueces y a la opinión pública, pero a los diplomáticos acreditados, es mucho más difícil, si no imposible.

ebritez@abc.com.py

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