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El fallo se gestó en un ambiente de lucha ciudadana, que cobró cada vez mayor fuerza y al final fue apoyada abiertamente por los principales referentes del Vicariato Apostólico del Pilcomayo. Esta lucha comenzó a sentirse en 2010, cuando en forma asombrosa y en la nebulosa el ejecutivo municipal, entonces dirigido por el concejal Cecilio Achucarro, vendió 2.200 hectáreas en forma irregular para pagar salarios caídos de la administración del intendente Alcaraz, que estaba en plena campaña electoral para continuar en el cargo de intendente otro periodo más.
Alcaraz ganó las elecciones y apenas reasumió el cargo comenzaron las denuncias de corrupción en su gestión. Ante eso se formó poco a poco una multibancada integrada por cinco partidos políticos, incluida la ANR, con nueve integrantes.
La multibancada inició una lucha por transparentar la gestión pública mariscaleña y hasta la semana pasada se mantuvo firme.
Con numerosas denuncias, que no fueron atendidas debidamente por fiscales y jueces, sea por desinterés, presiones políticas o recusaciones, durante cinco años parecía que el combate contra la corrupción no iba a tener éxito. Conocidos políticos apoyaron a Alcaraz, entre ellos el mismo vicepresidente Juan Afara, senadores como Arnoldo Wiens y el gobernador de Boquerón, Edwin Pauls, quien recién una o dos semanas atrás le retiró su respaldo.
Hasta la semana pasada parecía que la impunidad tenía las de ganar, atendiendo a las presiones políticas. Por eso, grande fue la sorpresa cuando la Justicia Electoral confirmó la destitución de Alcaraz.
Para la ciudadanía honesta de Mcal. Estigarribia, ese dictamen es un signo de que no todo está perdido en este país y que la lucha cívica es razonable y válida.
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