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Un editorial del New York Times (2/12/13) destaca el ejemplo de H&M, una prominente empresa sueca de ropa. Esa industria ha sido objeto de fuertes críticas, por las pérdidas de vidas de obreros en Bangladesh, debido a la falta de inversión mínima en seguridad.
Las empresas textiles locales contratadas por la empresa sueca pagan a sus trabajadores 39 dólares por mes, lo que condena a su personal a vivir en pobreza extrema. El papa Francisco lo ha denominado “trabajo esclavo”. Ha habido fuertes protestas.
Ante esta situación, H&M anunció que quiere asegurar que todos los trabajadores que intervienen en la fabricación de sus prendas reciban un salario decente. Declaró que está cansada de esperar que el gobierno local actúe. Y que está dispuesta a pagar más a los contratistas locales para que suban los salarios. Proyecta extender el programa para el 2018 a 750 fábricas que emplean 850.000 trabajadores (60% de su producción total).
El New York Times contrasta: “muchos de los trabajadores que producen ropa para empresas occidentales en países como Bangladesh y Camboya ganan demasiado poco para cubrir siquiera las necesidades más básicas de la vida. A pesar de ello, la mayoría de las empresas trasnacionales que hacen negocios en esos lugares eligieron mirar para otro lado o culpar a los gobiernos”.
La FAO resalta en su Informe 2013 otro caso ejemplar, la alianza Grameen Danone. El grupo Danone y el Banco de los pobres de Muhammad Yunus acordaron, por iniciativa de Yunus, producir a un precio mínimo un yogur con el 30% de la ingesta de zinc, hierro, vitamina A e iodo que necesitan los niños pobres de Bangladesh. Un 30,7% de los niños del mundo tienen déficit de vitamina A que afecta el sistema visual.
A un 47,6% le falta hierro, lo que genera anemia y afecta el desarrollo cognitivo. El 30,3% tiene deficiencia en iodo que impacta el funcionamiento mental.
Si se multiplicaran iniciativas como esta, que ayuden a políticas públicas adecuadas, se bajaría la inaceptable cifra, que 165 millones de niños tengan retrasos de crecimiento por desnutrición.
Practicar la responsabilidad social empresarial a fondo en el Paraguay y América Latina, es la manera de responder desde las empresas al llamado del papa Francisco en su reciente documento “Evangelii Gaudium”, donde señala que “la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar”.
(*) Integrante del Comité Directivo del Alto Panel Mundial de Seguridad Alimentaria.
Su más reciente obra, el best seller internacional “Ética para Empresarios”, fue traducido al inglés y al mandarín.