Cargando...
El encuentro tuvo sus particularidades y de algún modo refleja lo complejo que podría ser para los dos sectores trabajar codo a codo. El ganador de las elecciones tuvo que ser el que se acerque a conversar, todo un dato a la hora de gestos de poder.
Los días previos al encuentro también adelantaban que la unidad no sería fácil. Los candidatos oficialistas y hasta el presidente del Partido empezaron a criticar al ganador de las internas por no buscar el diálogo con el presidente Horacio Cartes.
Ahora que se dio la primera conversación, Mario Abdo salió ante los medios con un discurso moderado y conciliador. Tuvo que suavizar bastante el cuestionamiento al destituido senador oficialista Óscar González Daher, caído en desgracia por los audios filtrados del Jurado de Enjuiciamiento. Como candidato presidencial las necesidades son distintas. Está lejos de la versión incendiaria de las internas partidarias.
Cartes desde un lugar mucho más cómodo a través de las redes comprometió el apoyo a los disidentes; pero tampoco fue mucho más allá. El silencio de dos semanas después de conocerse los resultados de las internas confirmando la derrota de su delfín sonó mucho más fuerte.
Los gestos están hablando más alto que las formalidades de un encuentro de líderes. No pasaron 48 horas de la reunión de Abdo con Cartes para que Juan Ernesto Villamayor, apoderado general de la disidencia, advirtiera que el presidente de la República podría no llegar a la Cámara de Senadores. Adelantó que no habrá una impugnación interna, pero dijo que otros sectores podrían hacerlo. Indirectamente atizó una eventual campaña contra el número uno de la lista de senadores del Partido Colorado.
Las internas coloradas definieron matemáticamente quién se queda con la candidatura, pero no curaron las profundas heridas que se generaron durante todo el proselitismo político.
Para la dirigencia política todavía queda pendiente desmontar la estructura que intentó construir Cartes en la ANR y sobre todo poner de rodillas a los burócratas que desde el inicio del Gobierno intentaron dejarlos de lado. Esa es la pelea de fondo que todavía tiene que tener un ganador y que si no es bien manejada podría comprometer muy seriamente la posibilidad del Partido Colorado en las elecciones generales del próximo año.
Todavía no está claro cómo desde el más alto nivel de poder van a manejar la crisis. Los punteros en los barrios no serán problema toda vez que las figuras de los movimientos no sean apretadas. Es una cuestión compleja que necesita una coexistencia pacífica para no arriesgar el futuro.
Desde la oposición miran con detenimiento las fricciones dentro de la ANR y en muchos casos incluso atizan el conflicto. Es lógico, la división dentro del mundo colorado podría significar la victoria en las elecciones generales del próximo año.
El escándalo de los audios del Jurado de Enjuiciamiento alcanzó para la pirotecnia electoral y para instalar la idea de que un sector político es responsable de los manejos más torcidos. El candidato liberal para la Presidencia de la República intenta capitalizar el escándalo y marcar distancias con su adversario colorado. En ese discurso, la reunión de Abdo con Cartes es la confirmación de que los colorados van a defender el manejo clientelar de la justicia.
Pero Efraín Alegre por ahora tiene un problema mucho más espinoso en sus manos. Encontrar el modo para que la profunda crisis liberal encuentre una solución y dar chances a su candidatura.