Cargando...
Hay otras que es mejor dejarlas tras las bambalinas o darlas a los puercos.
Se entiende, ¿no?
En fin, el mundo está lleno de pequeñas, medianas y grandes historias. Voy a contar una.
Tiene que ver con “El club de las poetisas”.
Quien escribe poemas, quien gusta del arte de versificar, puede tomar, si le parece, una especie de apuntes de cuanto iré contando.
“El club de las poetisas” nació en la persona de una venezolana llamada Emilia Marcado Quijada.
Ella busca en la obra poética un sentido a su vida.
Así se confiesa: A ocho años de mi rehabilitación y casi dos de actividad literaria, solo he cosechado frutos dulces, grandes logros y satisfacciones.
“El club de las poetisas” se nutre, de alguna manera, del tesón de una mujer de cincuenta y un años que pudo demostrar a miles de usuarios de Internet que se puede salir del temible fango de las adicciones y dignificar la vida.
En su inicio, el sitio poético era poco menos que un lugar más en la redes.
Pero Emilia Marcado Quijada no se dejó suspender por la indiferencia y publicaba en el muro de Facebook (de manera casi sistemática) poemas de su propia cosecha y obras de calificadas exponentes de la poesía castellana como Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, Dulce María Loynaz, Josefina Plá, Alfonsina Storni, Delmira Agustini. Y digo calificadas exponentes pues ellas no han caído en la ornamentación del lenguaje o en la vaguedad de la palabra. Además han sabido trasmitir un mensaje que sigue vigente hasta la fecha.
Escribía esta mujer venezolana contra viento y marea. De a poco se fueron acercando mujeres de distintas partes del planeta al club. Y lo tomaron como un hogar, un espacio válido no solamente para mostrar sus obras a miles de lectores, sino además para confraternizar y generar amistades.
El lema de las escritoras es un acierto: “La poesía nos une”. En el sitio no hay lugar para la política. Más vale porque la política todo lo contamina y lo vuelve pasto de vacas.
Se respetan las diversas creencias religiosas pues el arte es libre. Ateas, agnósticas y católicas son bienvenidas.
Ellas vienen con su atado de versos de los siguientes países: México, España, Argentina, El Salvador, Guatemala, Chile, Paraguay, Puerto Rico, Costa Rica, Uruguay, Perú, Colombia, Portugal e Italia.
Funciona un taller literario bajo la dirección de la escritora española Herminia Laegreid, cuya experiencia literaria y conocimientos han sido claves en la superación poética de las integrantes.
La agenda de actividades se ha hecho dinámica en los últimos meses. El diario “El sol de Margarita” publicará próximamente un suplemento a todo color de 8 páginas dedicado a “El club de las poetisas”.
En setiembre la isla Margarita recibirá a escritoras de diversas partes del mundo. Por fin podrán darse el abrazo que hasta el momento solo se dan a través de la red.
Ya está a la vista la antología de la poesía erótica del club. En fin, esta es la historia no solamente de una mujer venezolana de cutis moreno, Emilia, sino además de muchas otras mujeres que escriben sobre el amor, la tristeza, la alegría y lo que les venga en gana.