El “arte de vivir” del dinero ajeno

Pobre presidente Cartes. Un empresario exitoso que está haciendo el sacrificio por muchos al meterse en la sucia política para moralizarla y al mismo tiempo transparentar la gestión pública. Todos los días está recibiendo cachetadas de sus propios colaboradores que no renuncian a los viejos vicios en el manejo del dinero público.

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Le saltaron los cocidos y agua mineral de oro en varios ministerios, algo que trató de capear al ordenar a la ministra de Educación Marta Lafuente que rompa el contrato con la firma proveedora adjudicada. Pero poco después se supo de los viajes de placer con secretaria incluida del ministro de la Sedeco, Enrique Bordón, cuya renuncia de inmediato ordenó. Cuando en la orgía del robo del dinero público parecía no tener rival la Justicia Electoral, aparecen los fantásticos arreglos de camionetas del Ministerio de Educación, cuyas reparaciones y cambios de repuestos solo figuran en los papeles para que el taller adjudicado facture millones, según las denuncias.

En medio de la tensión por las masivas protestas en la capital y el ajetreo de los actos públicos semanales en el interior para entregas de dinero e inauguración de obras, por más pequeñas que estas fueran, que además deben concluir con las reuniones con los dirigentes colorados –actividades publicitarias necesarias para que el presidente mantenga una proyección política–, a Cartes le enrostran con el viaje de relajación espiritual en la India de la ministra de Justicia Carla Bacigalupo. Una ministra, que encima lo frecuenta mucho, le lleva chipas de las mujeres del Buen Pastor, y está cumpliendo a rajatabla su orden de “humanizar las cárceles” del país, viene a caer en el mismo vicio de la gente que maneja el dinero del Estado, y con que la prensa sigue escandalizando a la población, sin tregua, desde hace un buen tiempo.

La Bacigalupo no pudo resistir a la tentación. Hizo lo mismo que Bordón o los parlamentarios que suelen financiar sus viajes particulares con dinero público, como el diputado colorado de Canindeyú, Purificación Morel, que en el 2014 fue a Colombia a participar de un evento religioso apodado “Congreso de la Misericordia”. La ministra se aprovechó de su posición privilegiada para gastar para sí el dinero de los contribuyentes. Explicó que le pagó el BID todo el viaje espiritual privado, pero ante el desmentido del banco, que ya era raro que sea tan generoso con cuestiones metafísicas, y el escándalo, tuvo que devolver el viático.

Es el mismo caso que de la Sedeco, la Justicia Electoral o los parlamentarios que usan el dinero público en cuestiones privadas, y el enojo del Presidente ha de ser lo mismo o peor ante un papelón de la ministra de Justicia.

¡Qué ingratos son con el Presidente! Un hombre que, como el mismo ya dijera, pudiendo haber optado por mantenerse exclusivamente en el mundo de los negocios exitosos, renuncia a cuotas de egoísmo para trabajar por la patria. Asumió el costo que le iba a acarrear esta decisión histórica en cuanto a ataques de sus adversarios nacionales o competencias extranjeras. Mata con la indiferencia que le recuerden cada tanto haber sido parte de una gigantesca evasión de los dólares preferenciales durante la dictadura stronista, caso por el que tuvo que pernoctar algunos meses en la cárcel de Tacumbú, para luego ser rescatado por sus $amigos$ del Poder Judicial. Y hasta ahora se mantiene incólume ante las constantes acusaciones en Brasil de ser uno de los principales contrabandistas de cigarrillos en ese país, según el senador brasileño José Serra.

Pero el Presidente no se habrá esperado tamaña inconsecuencia, falta de comprensión, entre sus propios colaboradores, que con sus debilidades, vistas gordas o en todo caso incompetencias lo dejan sin su discurso estrella: el del combate sin cuartel a la corrupción y la transparencia. Ahora ya no puede jactarse de que a su administración nadie puede acusar de corrupta. El mal de la corrupción, pese al “nuevo rumbo”, por lo visto está con la salud intacta en todo el sector público y los que practican “el arte de vivir” con el dinero de los contribuyentes mejoran y diversifican su placentero oficio.

rgonza@abc.com.py

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