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Pasadas las internas partidarias la situación cambió. El pasado jueves la Cámara de Senadores no solo la eligió para el cargo, sino que estuvieron presentes casi todos los senadores, no solo los colorados.
La elección de la nueva Fiscala General es un reflejo del alto nivel de fraccionamiento que viven los partidos políticos; pero también es la demostración plena que los colorados no están dispuestos a ceder espacios aun cuando existan diferencias internas.
Finalmente Sandra Quiñónez llegó al cargo con votos colorados, con pleno apoyo de los dos grupos más importantes. La disidencia colorada estratégicamente dejó a dos de sus senadores para completar 24 votos que aseguraban quorum y designación. Sin ellos, los acuerdos previos con el PLRA, Unace y Avanza País, que fueron cerrados ya a finales del año pasado, no hubiesen sido suficientes, como de hecho no lo fueron el año pasado cuando se tuvo que postergar el tratamiento del tema.
Solo cuando la elección estuvo confirmada y los lazos con la nueva fiscala quedarán claros los siete senadores disidentes dejaron la sala en un intento por evitar que la imagen del candidato presidencial quede pegada. Son tiempos de elecciones, hasta el mínimo gesto suma. El oportuno “enojo” y la denuncia de “traición” del senador Galaverna ayer no fueron casuales.
Cuando quedó claro que los colorados habían asegurado quorum y votos para elegir a la nueva fiscal, los otros partidos empezaron a mover sus piezas para tratar de sacar ventajas.
En el PLRA el movimiento interno liderado por el senador Blas Llano se mantuvo en la sala de sesiones. Al menos tres de sus senadores apoyaron a la nueva fiscala. Los movimientos menores también vieron la oportunidad de generar cierto espacio político para tener llegada a la Fiscalía. La nota amenazante que llegó del directorio partidario en plena sesión no alcanzó para hacer cambiar posturas. Tuvo el efecto contrario. Los adversarios de Efraín Alegre vieron la oportunidad para impedir que siga acumulando poder. Un poder que finalmente termina siendo utilizado para desarmar aun más a los movimientos internos.
El apoyo de Avanza País parece responder a otra lógica. El senador Adolfo Ferreiro, que está a un paso de quedar sin su cargo, podría ahora tener la tranquilidad para terminar su mandato en julio próximo.
Con el apoyo de los colorados quedará guarecido del férreo ataque encabezado por la senadora Desirée Masi. A estas alturas ya no está muy claro que haya votos para sacarle la investidura; pero el tiempo dirá si realmente ese fue el acuerdo.
Más allá de estas situaciones puntuales, finalmente todos los partidos políticos con representación en la Cámara de Senadores terminaron avalando la llegada de Sandra Quiñónez a la Fiscalía General del Estado. De algún modo Masi, Saguier, Giuzzio y Wagner, por citar a algunos, permanecieron en la sala de sesiones para tener una llegada directa a la Fiscalía donde finalmente siempre existen intereses que defender.
Elegida la fiscala general ahora se desplegará la segunda parte, la destitución del contralor general de la República. El pedido de juicio político a Enrique García fue aprobado por unanimidad en comisiones y andaría el mismo camino en el pleno de la Cámara la próxima semana. Después irá a la Cámara de Senadores donde por ahora se tienen votos para la destitución y designar en su reemplazo a alguno más afín al PLRA. Aun así las negociaciones siguen. No todo está cerrado.
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