Decisiones postergadas

El tiempo electoral que vive el país marca el ritmo de las decisiones institucionales. El plazo para la elección del fiscal general del Estado se cumple el próximo lunes, pero nada indica que haya definiciones. La Cámara de Senadores tenía previsto tratar el tema en la sesión del pasado jueves, pero la fiebre proselitista obligó a postergar la decisión. 

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Con un escenario de alta polarización y sin mayorías firmes era casi un hecho que la candidata propuesta por el poder Ejecutivo no obtenga los votos requeridos. Todos los sectores reconocen la capacidad de Sandra Quiñónez, pero el voto político la condena. Ahora la designación quedó en el limbo, sujeta a las tormentosas aguas de la coyuntura electoral. No está decidido cuándo se tratará de nuevo el tema.

La Fiscalía General del Estado es uno de los pilares del sistema de justicia; que su máxima autoridad siga en el cargo mediante artificio no es bueno para la salud de la República, así como tampoco es sano pretender que la acefalía es la mejor solución. Instituciones fundamentales como la Fiscalía General necesitan de bases solidas para hacer frente a sus crecientes desafíos. El vaivén político no debería ser la base de su funcionamiento.

La eventual sanción al diputado Óscar González Daher por su supuesta participación en el arreglo de procesos judiciales tampoco logró avanzar en la Cámara de Senadores. La virulencia del tiempo electoral terminó beneficiando al legislador y frenó cualquier posible sanción. Quedó en el aire el espeso aroma de impunidad que desde hace bastante tiempo cubre buena parte del ámbito parlamentario. 

Al igual que la designación del fiscal general, la sanción al senador colorado quedó enredada en el juego político. González Daher es un legislador que cotiza alto en el mundo colorado. Con un caudal electoral importante en el departamento Central, el oficialismo colorado se juega a respaldarlo; a riesgo de que su imagen termine castigando al candidato presidencial.

Es también el legislador que supo ser parte de los acuerdos que llevaron a Fernando Lugo, líder del Frente Guasu, a la presidencia de la Cámara de Senadores. Esa alianza fue la herramienta que le permitió zafar de un castigo que pretendía encolumnar de nuevo a opositores y disidentes contra el Poder Ejecutivo.

El Frente Guasu empezó a jugar su mejor papel, el que llevará hasta el final del periodo constitucional a mediados del próximo año y le permitirá fortalecer su posición de gran decisor. En un escenario de alta fragmentación parlamentaria, sus cinco votos en la Cámara de Senadores representan el perdón o el castigo a oficialistas y opositores. Con eso genera un amplio espacio de negociación en diferentes frentes, algo que es vital en tiempos de campaña electoral.

La oportuna ausencia del senador Arnaldo Giuzzio tampoco fue casualidad, escondió un mensaje político para su antiguo sector partidario que optó por dejarlo de lado para priorizar intereses casi familiares. Su voto podrá no ser fundamental en todos los casos, pero es el símbolo de que grupos emergentes podrían terminar ganando protagonismo a antiguos dirigentes que pretendían erigirse como los únicos voceros de las nuevas demandas ciudadanas.

Las diferencias que en otro contexto podrían considerarse mínimas, en tiempos electorales terminan marcando las decisiones políticas. Cada sector mueve sus piezas pensando en maximizar su capacidad electoral, castigando los procesos institucionales que son los que finalmente terminan definiendo el funcionamiento de las democracias.

Por ahora no hay tiempo para afianzar instituciones, son épocas marcadas por las necesidades electorales. Solo después habrá espacio para avanzar en la construcción democrática.

ogomez@abc.com.py

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