De ser un buen vecino

Hace unos días se conmemoró el Día del Vecino. Comisiones vecinales reconocidas por la Municipalidad se reunieron para compartir sus inquietudes y sueños para los barrios. Entre los deseos comunes figuran los temas claves: agua, basura, medioambiente, calles. Todos sabemos la necesidad que existe de mejorar la calidad de vida con obras materiales; sin embargo, nada de esto es realmente posible y sostenible si primero no erradicamos los prejuicios que tenemos y si no aprendemos autogestión e independencia partidaria. Antiguamente, la gente se conocía de las parroquias, se encontraban en un club social, en el almacén o en el baile de la zona. Con los cambios de hábitos y la estratificación social, el acercamiento ha ido desapareciendo. Asunción tiene barrios bajos, medios y altos, otra vez divididos y mezclados. En muchos barrios donde los impuestos son elevados confluyen mansiones y casas habitadas pero semiabandonadas.

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Todos sabemos lo difícil que es conseguir una conexión diaria con el vecino. En todos lados está el que vivió en el barrio toda la vida, entra, sale y nunca saluda a nadie, en compensación el que se pasa controlando el día entero lo que hace ese que no saluda. Familias de tíos, primos, criados, hijos de hijos, abuelos etc., y en tal hacinamiento nadie es el dueño, también están los que no se sienten parte porque alquilan.

La comisión vecinal es el camino para entendernos y comunicarnos, pero lleva tiempo y paciencia convencer a la gente de que todo aporte retribuirá en mejor calidad de vida para todos.

Otro punto a corregir es cuando algunos se autonombran patrones vecinales, sin la mínima capacidad ni carisma para orientar y contener los deseos vecinales por igual.

Una comisión vecinal no debe tener más objetivo que el bien del barrio y la conciliación solamente puede lograrla un líder auténtico; lamentablemente una de nuestras grandes carencias. Por eso la mayoría de las comisiones no funcionan, desorganización, pugna de intereses personales y, si hay dinero, deshonestidad.

Volviendo al buen vecino, nada como serlo para tenerlo; no hace falta ser amigos sino respetarnos. Algunos de los puntos que se señalan para el efecto son:

1) Presentarse, llevar una tarta, una planta, algún pequeño presente sigue siendo 100% efectivo para facilitar las relaciones.

2) Considerar el estilo de vida de tus vecinos para efectivizar estrategias de convivencia.

3) Controlar los ruidos sobre todo cuando se comparten paredes o el piso de arriba.

4) Controlar los ladridos de tu perro (si no se sabe cómo, consultar con un veterinario), también que tus mascotas no entren en casas ajenas.

5) Aprender a respetar los lugares de estacionamiento, controlar el volumen del estéreo, evitar los bocinazos o arrancar el motor media hora antes de salir.

6) Si vas a hacer una fiesta (asado, humo), avisar a tus vecinos más cercanos y finalizar a una hora apropiada.

7) Mantener los jardines, patios y veredas limpios. Sacar la basura el día que pasa, no antes; evitar mezclar comida con otros residuos en las bolsas.

8) Mirar lo que nos rodea –algo/alguien sospechoso– aunque sea la casa del vecino, eso cuida el entorno común.

9) Recordar cada día que buenos vecinos resultan en buenos vecindarios siempre.

10) Nada de esto es imposible de cumplir y los beneficios son invalorables.

lperalta@abc.com.py

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