De sátiros, lecheras y choferes

En las crónicas asuncenas –de ayer y de hoy– se encuentra de todo. La fauna ciudadana capitalina es prolífica en los más insólitos hechos, más bien dignos de una aldea que de una urbe.

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Mientras la “Madre de Ciudades” se jactaba de “cosmopolita” y moderna en los libros escolares y en el decir de los perifoneros de la dictadura, Asunción no terminaba de abandonar su pasado rústico y pueblerino.

Entre la prole citadina no faltaban los degenerados. El 16 de noviembre de 1977 en la página 50 de ABC Color se leía el titular “un sátiro anda suelto”. La crónica hacía referencia a una queja de vecinos de las cuadras de Eligio Ayala y Estados Unidos ante la “aparición de un siniestro personaje, que a la par de hurgar y robar en cuanta vivienda ingresa, también tiene algunas veleidades sexuales, sembrando un verdadero pánico en las familias”.

Según la vecina denunciante, “el audaz caco, no solo se apoderó de cuanto objeto de valor encontró en cajones de la vivienda, sino que como corolario se constituyó en la habitación de la servidumbre, en donde también quiso aprovecharse de una joven que dio la alerta”.

Unos días después siguió la historia con la noticia de que “vecinos de Villa Morra siguen hablando de los sátiros”. Eran varios los malandrines que intentaban abusar de mujeres que transitan por las cercanías de la plaza Naciones Unidas. Incluso, las alumnas de la sección noche de la Escuela República de Panamá habían sido objeto de los bajos instintos de estos malvivientes, que por suerte no se concretó.

Al acecho de los sátiros se sumaban choferes de ómnibus que no terminan de civilizarse. Como ejemplo, un suelto también del 16 de noviembre de 1977 hablaba de un choque en Azara y Yegros entre un ómnibus del transporte público y un Mercedes Benz. Ocurrió a las 16:00. Grande fue la sorpresa de la policía de tránsito que, al requerir al alocado conductor del bus para la entrega de su registro –en esa época lo requisaban–, este exhibió en su lugar una boleta de contravención expedida por la Policía Caminera a las 15:00 de ese mismo día (60 minutos antes, que quede claro) por un accidente cometido en San Lorenzo. ¡Era todo un récord!

En 1980 sobre una foto el título “el mal trato cuesta 30 guaraníes” daba cuenta de que en hora pico era imposible cruzar la bocacalle de los corredores Cerro Corá-Oliva y Azara-General Díaz por la “mala costumbre de los choferes de micros y buses de no querer dar paso a los que circulan por las trasversales, seguramente para no perder un valioso minuto que le puede significar el descuento de su sueldo”.

Muchos choferes ya no aprenden, pues siguen cerrando bocacalles, obstruyendo franjas peatonales entre otras tropelías en el tránsito. Antaño y hogaño da lo mismo.

Pero, los hombres no eran los protagonistas de todas las crónicas de color. En julio de 1976 el título decía “13 lecheras en libertad”. Las vacas de la raza Holando habían sido atrapadas mientras vagabundeaban en la vía pública y sus dueños las retiraron tras pagar las multas. En tanto, la Municipalidad emplazaba a sus propietarios por el lapso de tres meses para trasladar sus tambos, gallineros, caballerizas y curtiembres a otras comunas, so pena de clausura para dar cumplimiento a una ordenanza de reciente data. ¿Cuánto tiempo después se habrá cumplido?

pgomez@abc.com.py

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