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El esfuerzo de contratar a una constructora para reparar ágilmente los baches de la vía que une Pilar con San Ignacio requiere, sin embargo, de un mayor compromiso de los encargados de verificar el peso de los rodados que transitan por este trayecto. De nada sirve esta medida cuando se implementa de manera esporádica como lo hace el MOPC.
La experiencia nos demuestra que en los días de presencia de los fiscalizadores no aparecen los transgresores. Lamentablemente, los controles no son permanentes y en los días de ausencia, aparecen filas de camiones cargados al tope, con un peso que excede el autorizado.
Los transportistas que llevan piedras, materiales de construcción y leña, no miden las consecuencias del sobrepeso de sus cargas y lo hacen con total impunidad, dañando sensiblemente el asfaltado.
Otro hecho irregular, que sigue afectando la seguridad de los automovilistas, es la gran cantidad de animales que “viven” en la ruta, liberados por los ganaderos de la zona. Irracional y hasta criminal es la actitud de los productores pecuarios, que ya ha provocado graves accidentes, algunos con saldo fatal.
El anuncio de fuertes medidas del exministro de Obras Enrique Salyn Buzarquis para evitar que las vacas sigan ocupando las rutas del país se disipó a pocos días. En las cercanías de Pilar, se observa una granja completa, con ovejas, cabras, chanchos, gallinas y vacas invadiendo la vía.
La nueva administración del MOPC debe dos medidas prácticas y sin mucho costo para mostrar la buena intención de un gobierno que despertó muchas expectativas.
clide.martinez@abc.com.py