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No obstante, varios métodos y estrategias fueron utilizados con la intención de parar el flujo de compradores argentinos hacia nuestro país. Las quejas y el malestar de los usuarios del puente San Roque González se dirigieron siempre hacia la tarea de Migraciones. Es que deben soportar dos, cuatro y cinco horas de demora.
Argumentaban que la intención era frenar el flujo de compradores hacia nuestro país, ante la presión ejercida por comerciantes posadeños que siguen cerrando locales, al no poder competir con sus pares encarnacenos.
La demanda de los sufridos transeúntes del viaducto surtió efecto y la semana pasada se anunció la habilitación de diez casillas de control nuevas en la cabecera argentina. Evitará las penurias de los ciudadanos del vecino país, que de a miles llegan a Encarnación.
En su gran mayoría son funcionarios públicos y trabajadores posadeños que, pese al intenso calor y las dificultades para trasponer el puente, recalan en esta ciudad para “hacer rendir el sueldo”.
Uno de los intentos de frenar la llegada de compradores argentinos hacia Encarnación ocurrió cuando el gobierno de la Provincia de Misiones decidió no abonar sueldos a los funcionarios de la administración pública durante los fines de semana. En la vecina orilla, dicen que ni en los 90 hubo un éxodo tan grande de compradores hacia Encarnación.
Todo intento de trabas fue en vano, al contrario, la cantidad de gente que viene para hacer compras continúa en aumento. Ahora hay quienes opinan que para terminar con las asimetrías, se debe copiar el modelo de la Receita Federal de Brasil, que fijó para Foz de Iguazú un sistema diferenciado de impuestos y de aduanas, que permite que el comercio con Ciudad del Este sea prácticamente libre.
miguel.gonzalez@abc.com.py