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La venida del Espíritu Santo marca el nacimiento de la Iglesia, que significa el conjunto de fieles que creen en Jesús Resucitado y se reúnen en su nombre: es el cumpleaños de la Iglesia, nuestra Madre en la fe y Maestra en tantas enseñanzas de vida.
El Señor nos envía el Espíritu Santo que opera una nueva creación en el mundo y en el corazón de cada ser humano, lo que tendría que llenarnos de optimismo. Hablamos normalmente de los siete dones que realizan esta obra: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y filial Temor de Dios.
Para realizar esta nueva creación hay diversidad de dones, los ya citados, y muchos otros, pero el Espíritu que los ofrece es siempre el mismo. Englobando todo, podemos considerar esta nueva creación en cuatro puntos.
Construir la paz: Jesús habló a sus apóstoles “la paz esté con ustedes” de manera que la paz recibida debe ser compartida y agrandada.
Perdón de los pecados: únicamente Dios puede perdonar los pecados, pero Jesús confirió a los sacerdotes y obispos este poder, para que borrados los pecados, vivamos más plenamente en la gracia divina.
Envío para misión: la misma misión que Jesús recibió del Padre, que es establecer un Reino de justicia, ahora la otorga a sus seguidores, para que la realicen en todo el mundo, empezando en su propia casa, pero no terminando ahí.
En forma comunitaria: actuando en pequeñas comunidades cristianas, con paciencia y respeto, sin dejarse llevar por la flojera y la falta de compromiso.
Usted también ha recibido varios dones del Espíritu, y los sigue recibiendo a cada segundo. Sin embargo, es esencial llevar en cuenta las palabras de san Pablo: “En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común”.
Los dones de Dios son gratuitos y no tenemos nada con que pagarlos, pero tenemos la obligación moral de desarrollarlos y sembrarlos en todos los ambientes y circunstancias, para que crezca el bien común y todas las personas puedan disfrutar de una vida digna.
Procuremos entender mejor la gratuidad del Señor, y su generosidad, y por estos tiempos seamos más desprendidos de cosas materiales y más solícitos con los familiares y amigos.
Asimismo, no caigamos en un individualismo estéril que, a la larga, nos empobrece como personas, sino participemos alegremente de nuestra comunidad eclesial.
Hoy es también la “Jornada del Laico”.
Paz y bien.
hnojoemar@gmail.com