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Es imposible relatar por separado el devenir histórico de estas comunidades. Nacieron y crecieron tan ligadas, que cada una de ellas forma parte de la unidad. Fue así que con acertado criterio visionario, los fundadores de una de las cooperativas más importantes del país, eligieron denominarla Colonias Unidas.
La mayoría de sus pioneros vino desde el sur brasileño. Medio siglo antes, sus padres y abuelos se trasladaron de Alemania al Brasil. Todos transitaron por la difícil etapa del desarraigo y la emigración. Entre sus enseres trajeron también evangelios y misales, para acallar la protesta del cuerpo, si llegaba a faltar el pan en el duro trance de adaptación al medio.
La solidaridad fue el principio rector, destacándose entre sus protagonistas la capacidad de trabajo y férrea voluntad para sobrellevar las dificultades. Desde que llegaron a estas tierras, decididamente arremetieron contra las adversidades, activaron las fuentes generadoras de riqueza y poco a poco abrieron caminos, cultivaron, entre otros rubros la yerba mate y se afincaron en importantes núcleos de población. Es decir, facilitaron a sus descendientes el ingreso a un ciclo de crecimiento sostenido y de producción permanente, haciendo de las Colonias Unidas su nueva patria.
La apertura de la Ruta VI “Dr. Juan León Mallorquín”, más la construcción del puente sobre el arroyo Capiibary, cambiaron el devenir de estos tres distritos. Dejaron atrás aquellos tiempos en que un viaje a Encarnación en carros tirados por bueyes requerían una semana de recorrido ida y vuelta, para cubrir los 40 y tantos kilómetros.
Al iniciar otro siglo de existencia, las Colonias Unidas continúan siendo las que siembran y dignifican el trabajo, al incorporar a los pequeños productores de la región a las cadenas de valor agregado.
miguel.gonzalez@abc.com.py