Cargando...
Si han demostrado muchos su “valentía” para apañar conductas delictivas de sus pares, haciendo primar el espíritu corporativo sobre sus obligaciones como legisladores que han jurado cumplir la Constitución. Y hoy con su silencio, consienten todas las chicanas, trapisondas legales o al filo de ella, que sus pares denunciados, usan y abusan, escudados en el derecho a defensa y a la presunción de inocencia (Art. 17, 1 C.N.), quizás el único artículo constitucional que les importe.
Siento curiosidad por conocer cuántas de las personas que se oponen en las redes sociales a la ley: “Contra toda forma de discriminación” la han leído. Me alarma que como sociedad, personas supuestamente formadas intelectualmente, que hablan de respeto, de democracia, de igualdad, sean manipuladas (y domesticadas) como tontos.
También me pica la curiosidad sobre cuántos senadores la leyeron completa para hacerse “taby’o” o solo para conocerla, presumiendo que el rechazo no tiene que ver con lo legal, ni con creencias, sino con desinformación y prejuicios.
Las 23 mujeres muertas hasta el día jueves 20 de este mes, fueron muertas por desigualdad, indiferencia, falta de respeto de sus derechos, falta de libertad. En otras palabras simple discriminación. Ya lo dijo Albert Einstein, es más fácil desintegrar el átomo que vencer un prejuicio.
Comparto, con mucha vergüenza el Art. 6 del proyecto de ley rechazado que define la discriminación: “A los fines de la presente ley, ‘discriminación’ es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se establezca por motivos de raza, color, linaje, origen nacional, origen étnico, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, incluida la afiliación a un partido o movimiento político, origen social, posición económica, edad, sexo, orientación sexual, identidad de género, estado civil, nacimiento, filiación, estado de salud, discapacidad, aspecto físico o cualquier otra condición social, que tenga por propósito o resultado menoscabar, impedir o anular el reconocimiento, disfrute o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos, libertades y garantías reconocidos a todas las personas en la Constitución, en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por la República del Paraguay o en la legislación nacional, así como en cualquier otra esfera de la vida pública”.
Como consuelo, estoy segura de que el rechazo es una batalla perdida, y que más temprano que tarde la ley se aprobará y así, SERÁ JUSTICIA.
clararosag@hotmail.com.